Epílogo

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Jimin cerró el libro al finalizar de leer lo que su novia había escrito para ella. Sus ojos estaban empañados en lágrimas, lo único que pasaba por su mente mientras leía el último capítulo era; ¿cómo no me di cuenta antes?

¿Sabéis ese momento en el que encuentras a la persona indicada y todo cambia? Te fijas en los años atrás, en cada momento de tu vida y te replanteas... ¿cómo estuve tanto sin eso? Y no lo entiendes. Tu perspectiva ha cambiado completamente y ya no hay manera de hacerla volver atrás.

Se levantó de la silla de su habitación y fue hasta el salón a buscar a Minjeong. La morena estaba sentada en el sofá mientras miraba el teléfono. Al ver a Jimin acercarse tan apresuradamente frunció el ceño.

—¿Qué ocurre?

Pero Jimin no respondió, solo fue hasta ella y la besó en los labios. Minjeong, sorprendida, le devolvió el beso sin entender muy bien qué estaba pasando.

—¿Soy la octava maravilla, eh? —susurró sobre sus labios.

Minjeong se apartó de la sorpresa.

—¡¿Lo has acabado ya?! ¡Si te lo di ayer!

—¿Y? Es un libro escrito por ti, para mí... Mucho no iba a tardar —sonrió besándome de nuevo.

—¿Te ha gustado?

—Mucho, la llorera ha sido interesante... Habia momentos que me quería matar a mi misma —rió—. No sabía que escribías tan bien...

—Bueno, es solo un hobbie.

—¿Por qué haces todo tan bien?

—Para ya, no es cierto...

—Claro que lo es. Cantas, bailas, escribes, eres un 10 en los estudios, la primera de clase, incluso fuiste vicepresidenta estudiantil...

—Me estoy poniendo roja, basta ya —dijo timida.

Jimin dejó un beso sobre su mejilla y se acomodó en el sofá. Había pasado más de medio año desde que Minjeong le confesó que estaba escribiendo un libro para ella. La morena era demasiado meticulosa, necesitaba que todo estuviera escrito y narrado a la perfección, y al final, después de seis meses... Lo terminó. Al principio no quería enseñárselo a Jimin, se moría de la vergüenza, pero luego entendió que así no avanzaría nunca.

—Oye, no te lo había dicho —comentó Jimin captando la atención de Minjeong—. Mi madre viene a comer con nosotras.

Minjeong casi se atraganta con su propia saliva.

—¿Qué? ¿En serio?

Jimin rió nerviosamente.

—Si te pones nerviosa con eso, no me quiero imaginar cuando te cuente lo otro...

Minjeong la miró con un aura seria y con miedo.

—¿Qué has hecho?

—Puede ser... que le dijera... que estoy saliendo con alguien.

—¡Jimin! —Minjeong puso sus manos sobre el rostro. Se moría de la vergüenza.

—Y aún no te he contado lo mejor —sonrió forzosamente.

—Jimin...

—Prométeme que me vas a amar igual y que soy tu chica favorita en el mundo.

—Yu Jimin, habla por favor.

—¡Promételo!

Minjeong rodó los ojos.

—Lo prometo. Dime.

el arte de enamorarse | winrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora