02: Qué bonita es

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—¡Este lugar es increíble!

—¡¿A qué sí!?

Primer partido amistoso del año. Mientras Daichi, Suga y nuestras compañeras caminan atrás nuestro, Noya, Tanaka y yo observamos todo con emoción. Muchas chicas nos miran confundidas, quizá burlándose, pero nada puede detener nuestra felicidad.

Llegamos a la cancha y el equipo rival todavía no llega, así que tiramos nuestras cosas a un lado y nos comenzamos a cambiar las zapatillas, poniéndonos nuestras rodilleras. Puedo notar que el público ya está llegando; según lo que sé, esta escuela es buena.

Y eso me pone nerviosa.

—Ah... necesito ir al baño.

—¿Estás bien?

Asiento, sosteniendo mi estómago.

—Solo son náuseas. Ya vuelvo...

La entrenadora me deja irme y yo corro al baño abrazando mi bolso. Por suerte está vacío y puedo encerrarme en un cubículo, agachándome frente al retrete y vomitando todo.

Bien, esto tampoco se lo he contado a nadie, pero me dan muchas ganas de vomitar con todo últimamente. No sé si estoy enferma o algo, pero vomito antes de cada partido o en situaciones en las que estoy ansiosa.

Luego de eso, me levanto y limpió mi boca con mis pañuelos, tirando de la cadena. Odio cuando pasa esto.

Me levanto sintiendo mis rodillas doler y salgo del cubículo, ganándome miradas por parte de chicas de otros equipos. Simplemente las ignoro y saco mi cepillo de dientes, preparada para lavarlos porque el sabor es horrible.

Jugar después de esto no es seguro, pero no quiero perderme ningún partido.

—¡Regresé! —exclamé volviendo a ellas. Las chica me miraron, sonrientes.

—Bien, ¡Pueden empezar con la entrada en calor, señoritas!

Y cuando se están levantando del suelo para ir a la cancha, entre nosotras, se hace paso la escuela rival. Kitagawa Daiichi entra.

Y lucen arrogantes y soberbias, con una mala energía desplegando de ellas. Me siento completamente intimidada y no sé si soy la única que se siente así...

—Son altísimas...

Claro que lo son.

Nos van a reventar.

La última en pasar hace que mi rostro bañado en miedo se desvanezca. Puedo ver una espalda delgada y su figura alta, con su cabello negro recogido en una coleta perfecta.  No puedo leer el apellido de su camiseta, porque tiene una chaqueta que probablemente me quedaría grande si me la pruebo.

Ella... wow.

—Hinata.

Tanaka llama mi atención, despertándome de mi nube. Me ruborizo al instante y siento un escalofrío.

—Vamos a la cancha.

—S-sí, sí.

Muerdo mi labio inferior y empiezo a entrar en calor, sintiéndome nerviosa. Me concentro en los ejercicios pero también miro a la chica. Se mueve tranquilamente, alejada de todo el grupo. Qué linda es.

Suspiré.

—¡Hinata, cuidado!

Y por distraída, una pelota golpea mi rostro.

—¡Ah, mierda!

Caigo al suelo sin dudarlo, sintiendo mi rostro arder y mis ojos humedecerse.

—¡Lo siento!

Se disculpa la chica del otro equipo y yo solo hago un gesto para que le reste importancia, siendo levantada por Asahi y Tanaka.

—¿Por qué estabas parada en la zona de remates, tonta?

—No me di cuenta que estaba ahí... Ah, lo siento.

—Hinata, ¿estás bien?

Ukai pregunta y yo solo asiento, tocando mi nariz. Me centro en buscar a la chica linda, la cual ahora me da la espalda mientras sigue entrando en calor.

Suspiré aliviada. Hubiera muerto de la vergüenza si me veía.

Cuando el partido empezó, yo recuperé mis energías con emoción. ¡Vamos a jugar! Esto es genial, realmente deseo que ganemos.

Suga levanta la pelota para mí, así que no dudo en correr, hacer los pasos y saltar con una sonrisa en mis labios. Sin embargo, me encuentro con manos tapando mi camino y mi remate, rebotando y cayendo hacia nuestra cancha. Punto para el otro equipo, Daichi no llegó a salvarla.

Caigo y miro a las bloqueadoras. Ellas me sonríen arrogantes y se dan vuelta para festejar el punto. Las miro fijamente, queriendo ahorcarlas ahora mismo.

—Hinata —Suga toma mi hombro, echándome hacia atrás—. No te preocupes, la próxima podrás rematar.

—Seguro.

Pero no puedo. Me bloquean tanto que me obligan a frustrarme, insultándolas en voz baja.

—Ah, la enana no puede pasar nuestra barrera.

Dice una de las bloqueadoras cruzada de brazos con una sonrisa molesta.

—Pobre de ella, quizá deberías dedicarte a otra cosa —ríe la otra, agachándose para mirarme a los ojos—, a algo que esté a tu altura. ¿Qué tal líbero?

Las voy a matar.

Cuando estoy lista para pasar por debajo de la red y golpearlas, la chica bonita, entrando a la cancha, dice:

—Oigan. No la molesten y concéntrense en sus bloqueos, que la de pelo atado y rapado en los costados ha metido varios puntos.

—Sí... Lo lamentamos.

Yo siento mi rostro arder ante eso, olvidándome de mi enojo para mirarla. Ella solo me dedica una mirada y se da vuelta, arreglando su cabello atado.

Solo puedo mirar su cuerpo. Tiene sus caderas suavemente marcadas, sus piernas son delgadas y la camiseta que usa se ajusta a su espalda. Puedo ver que tiene un collar y...

Wow. Qué bonita es.

Pretty Setter | Kagehina FEM Donde viven las historias. Descúbrelo ahora