03: La bonita armadora me dio su número

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—¡Qué molesta eres, por Dios!

El último punto es para ellas.

La bloqueadora se ríe en mi cara y se da vuelta, festejando con su equipo que ganaron. Yo estoy enojada, tanto que camino hacia el final de la cancha ignorando a mis compañeras preocupadas y espero, impaciente, que nos hagan despedirnos así nos podemos ir.

Me bloquearon todo el tiempo, comiéndose mis remates y burlándose. Perdimos por mi culpa.

—Oye, las cosas se quedan en la cancha. Ya deja de pensar tanto.

Cuando alzo la mirada, terminando de sacarme mis rodilleras, me encuentro con la mirada preocupada de Tanaka.

—Estoy bien —Me levanté con un suspiro, observando en dirección a la cancha—. Solo me caen mal las bloqueadoras.

—Es entendible, no te preocupes. En los entrenamientos lograremos que pases los bloqueos, ¿si?

Asiento y vuelvo a sentir mi rabia irse de mi cuerpo cuando veo a la armadora atar su cabello en medio de la cancha, estirando sus piernas.

—Oye.

Tanaka me mira, pero yo no puedo despegar la mirada de la bonito armadora suplente.

—¿Quién es ella?

—¿Quién?

—¡Esa, la armadora!

—Ah... no, ni idea.

—¿Y si le pido su número?

Mi amiga me mira sorprendida y yo la observo seria. Tanaka no puede evitar soltar una risa, cruzándose de brazos.

—No te atreverías.

Una sonrisa segura de mí misma se plantó en mis labios.

—¡Ya verás, Tanaka-san!

Me doy vuelta y camino en dirección a ella. Escucho a mi amiga decirme que es, por alguna razón, mala idea, pero la ignoro y sigo de largo. Que sea lo que Dios quiera, dice el dicho.

—Disculpa...

Toda la seguridad que sentía, se desvaneció cuando ella alzó la mirada. Es simplemente hermosa, más cuando la ves de cerca: rostro fino, cabello azabache y ojos azules. Son como un océano... wow.

Tiene el ceño fruncido y ni siquiera me contesta. Yo sonrió nerviosa, sintiendo mis piernas temblar.

—Ah, l-lamento molestarte pero... eh... me preguntaba si me podías dar tu... —Soy un lío de nervios, balbuceo y mi rostro arde—. Dar tu número, ¡si no es mucha molestia!

La armadora luce ahora realmente confundida.

—¿Para qué?

Ah... qué hermosa voz.

—Y-yo... eh... —juego con mis manos, desviando la mirada—. Solo para... ¿jugar? Sí, eso, algún día. ¿Te gustaría?

—No. Estoy bien, gracias.

Muerdo mi labio inferior y niego, agachándome para quedar frente a ella. La chica es demasiado intimidante y yo demasiado perseverante.

—¡Por favor! —junté mis manos con una mueca. Probablemente estoy rojísima—. Te mentí, no es para jugar, ¿si te digo la verdad me lo darías?

Ella asiente lentamente. Probablemente no me lo dé, pero, ey, ya tengo la mirada de todo su equipo sobre mí. ¿Qué más puedo perder?

—Con todo respeto...

Tomé aire y cerré los ojos, exclamando:

—¡Eres realmente bonita, ¿me darías tu número?!

Y siento que todo se queda en silencio a nuestro alrededor. Escucho unas risas atrás de la armadora, seguro es su equipo burlándose pero no me importa. Quiero su número, ¡¿Dios estás ahí!?

Cuando vuelvo a abrir los ojos, la armadora me mira en pánico, claramente sonrojada.

—¡Por favor!

Ruego, sintiendo mi corazón golpear contra mi pecho. Ella traga saliva y desvía la mirada.

—Es... está bien.

Aclaró su garganta, frunciendo su ceño. Yo la miré emocionada, pensando en tirarme sobre ella y abrazarla. Claro que no puedo, parece del tipo que no les gusta el contacto físico. Seguro me mata si intento tocarla.

—Iré a buscar mi teléfono... tú... ah, espera aquí.

—¡Es-está bien!

La armadora se levanta rápidamente y camina hacia sus cosas, ganándose silbidos y risitas de sus compañeras. Ella en ningún momento se ríe, ¿es así de seria siempre?

Me doy vuelta rápidamente, alzando mis pulgares en dirección a Tanaka quien me mira avergonzada. Cuando devuelvo la vista, me encuentro con la armadora caminando hacia mí con un papel en sus manos, todavía sonrojada.

—Mi teléfono se descargó pero este es mi número —murmura, dandome el papel—. Y... ahí está mi nombre.

Miré la hoja rota en mis manos ilusionada.

Kageyama Tobio.

—¿Tobio?

La chica asiente, cruzándose de brazos y desviando la mirada otra vez.

—Mis padres pensaron que era un chico cuando nací y anotaron ese nombre.

Es una historia original.

Yo me le quedé viendo unos segundos y terminé sonriendo de oreja a oreja.

—¡Es un bonito nombre!

Ella vuelve a mirarme en pánico y niega, con sus orejas enrojecidas. ¡Es muy linda!

—Sí, como sea. Ahí lo tienes... adiós.

—¡Adiós, Kageyama-san!

Exclamé, agitando mi mano. Ella solo se alejó rápidamente, todavía de brazos cruzados y la mirada gacha.

—¡A la noche te llamaré, adiós!

Y me doy vuelta, caminando hacia mi equipo con mi rostro sonrojado y apretando el papel en mis manos.

—¡Conseguí su número, Tanaka-san!

—¡Eso, mi reina, no pensé que lo harías! —exclamó entre risas, chocando los cinco conmigo.

Noya me felicitó, tirándose sobre mí y diciéndome que «tengo muchos ovarios». Es una expresión que usamos las chicas para decir cuando somos valientes, lo que es gracioso a veces.

Así que escuchando el festejo de mis amigas, observo a la armadora. Ella ya se está yendo sola, alejada de su equipo y con la mirada gacha. Es hermosa, realmente lo es.

Pretty Setter | Kagehina FEM Donde viven las historias. Descúbrelo ahora