20: No digas que te gusto

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—Esto fue una mala idea, lo siento.

—Kageyama...

Intenta alejarse pero no lo permito. Tomo su muñeca y tiro de ella.

—Kageyama, ¿por qué me besaste?

—Porque me gustas, imbécil.

—¡¿Y ahora por qué me insultas?!

—¡Haces preguntas estúpidas!

Se queja intentando tomar mi cabello, pero me defiendo rápidamente.

—¡Eres muy extraña!

—¡Y tú muy estúpida!

Y así es como una pelea empieza, donde ella intenta defenderse mientras la molesto, pero esto es un cliché y es rápida para tomar mis brazos y detenerme, agachándose y robándome otro beso. Esto está tan mal.

—¡Basta!

—No.

—¡No me besas porque te gusto, Kageyama, me besas porque te gusta Kenma!

—¿Y tú cómo sabes eso?

Pregunta deteniéndose. Yo bajo mis brazos y la miro.

—Tienes su collar todavía.

—¿Quieres que me lo saque?

Y suena tan sincera...

Sin embargo, niego.

—No te pediré hacer algo que no quieres.

—No sabes qué es lo que quiero.

—Saliste con Kenma durante dos años. Terminaste con ella la semana pasada —Suspiro, desviando la mirada—. Y me besaste porque estás buscando consuelo. Y no deberías hacerlo en mí.

—Hinata.

—Lo que me duele pero supongo estaré bien —Hice una mueca, llevando un mechón de mi cabello detrás de mi oreja—. Pero no... Kageyama, no me vuelvas a decir que te gusto hasta que superes a Kenma.

—No seas así.

—Me gustas muchísimo —Tomé sus mejillas. Ella luce tan débil—. Pero a ti todavía te gusta Kenma.

—Pero...

—Deberíamos irnos.

—¡No quiero!

Kageyama vuelve a tirar de mí. Yo tomó muchísimo aire, mirando al cielo. Denme paciencia con esta niña.

—¡Quédate conmigo!

—Kageyama, tienes que superar a Kenma.

—¡Y lo haré! Pero... no me dejes.

Soy una estúpida.

Y una débil.

Es tan molesta esta situación.

Sin embargo nos quedamos sentadas en el pasto después de avisar en nuestras casas que llegaremos más tarde. Yo no me quiero acercar a ella, no quiero que me bese cuando sigue dolida por lo que pasó con Kenma.

Qué situación de mierda...

—¿Y ahora de qué hablamos?

—No lo sé. ¿Voley?

Me encogí de hombros.

—Si no me dejas besarte, tendremos que hablar de algo más que nos gusta, ¿no?

—No empieces...

Ella me sonríe y niega.

—Quiero que ya sea martes.

—Sí. Quiero jugar.

—No traje la pelota. Podríamos haber practicado el ataque rápido.

—Sí...

Kageyama suspira, dejándose caer en el césped acostada y mirando el cielo. Yo la miro.

—Quiero volver a hablar.

—Hazlo.

—¿Por qué te gusto?

—Eres una chica linda y juegas muy bien.

—Kenma también.

—¿Por qué me preguntas si vas a nombrar a Kenma?

—¿Sabes algo de ella?

—No.

—¿Quisieras saberlo?

—Sí.

—¿Por qué no le hablas?

—Siento que me odia —murmura, estirando su mano para rozar sus dedos con los míos—. Pero, ¿quieres que te diga algo?

Asiento.

—Por alguna razón, veníamos mal con Kenma, incluso desde antes de la fiesta —Yo muerdo mi labio inferior.

—Eso no quita el hecho de que la ames.

—En algún momento dejaré de hacerlo.

Apreté mis labios, asintiendo y volviendo a mirar al frente.

—¿La consideras el amor de tu vida?

—Ya no.

—¿Ya?

—Su actitud cuando se enteró de lo que hicimos... no lo sé, no me gustó. Y eso que yo le perdoné otras cosas —Miro a Kageyama con el ceño fruncido—. Y peores de las que hice contigo, aún así sabía que se iba a enojar.

—Kageyama...

—Sé que estuvo mal mi pensamiento en ese momento... Pero no teníamos una relación perfecta.

Yo tragué con fuerza y ella se apoyó con sus codos.

—Pero no es justificable.

—Claro que no, ¿pero qué puedo hacer para volver a besarte?

Nos miramos unos largos segundos. La mirada de Kageyama clavándose en la mía y obligándome a suspirar, pensando en lo bonita que es.

Este es un amor que definitivamente me va a hacer sufrir.

Me acerco a ella rápidamente, tomándola de la chaqueta y uniendo nuestros labios. Ella corresponde tranquila, tomando mi brazo y acariciándolo.

Y se siente tan devastadoramente bien que me dan ganas de llorar, porque Kageyama es hermosa pero no puedo permitirme estar con ella si lo único que hace ahora mismo es probablemente pensar que está besando a Kenma. Está buscando consuelo en la peor persona de todas.

Pretty Setter | Kagehina FEM Donde viven las historias. Descúbrelo ahora