18: Verdades que duelen

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—Me preocupa que las chicas no se hablen.

—Nunca las había visto tan... molestas.

—Y tristes.

—Y separadas.

—Y...

Interrumpí a Noya.

—Puedo escucharlas, ¿saben?

Ella y Tanaka saltan detrás mío, asustándose. Yo me doy vuelta con la pelota en mis manos y las miro con una ceja alzada.

—Lo sentimos, pero estamos preocupadas.

—¿En serio sigues sin hablarle a Kageyama?

—Sí. Y no pienso hacerlo hasta que me pida disculpas.

—Técnicamente está bien, pero es triste. No pensé que podrían pelearse en serio ustedes dos.

Yo suspiré y miré en dirección a la bonita armadora.

—Tampoco yo...

Regresar a casa sola es triste. Kageyama se había vuelto una costumbre para mí y quiero volver a tenerla a mi lado, pero es imposible cuando recuerdo lo mal que me trató sin razón alguna.

Solo espero que pueda volver a hablarme.

Pero pasa una semana y ella nunca lo hace.

Entonces tomo cartas en el asunto.

¡Que sea lo que Dios y mi dignidad quieran!

—Kageyama... me gustas. No... no puedo decirle eso, no tiene nada que ver con nuestra pelea... ¡Pero quiero decírselo!

Practico mi discurso para hablar con ella camino al gimnasio. Seguro ya está practicando...

—No hace falta que me lo digas. Ya lo sé.

Y siento mi alma helarse al escuchar su voz a mis espaldas.

Me doy vuelta rápidamente, convirtiéndome en un tomate probablemente. Ella me mira igual de seria que siempre, quizá molesta o quizá confundida. ¡Mierda!

—K-Kageyama...

—¿Podemos hablar?

Tiemblo.

Es lo único que define mi estado actualmente.

Luego de decirle que sí entre balbuceos, ella se dirige al gimnasio y me dice que hablemos en los escalones de la puerta. Después de todo, falta mucho para que lleguen las demás.

Yo abrazo mis piernas mientras miro el suelo, Kageyama mira al frente con su mirada perdida. Es incómodo o quizá yo solo me siento así.

—Terminé con Kenma.

Ya lo sabía.

Pero me quedé callada.

—Le dije la verdad de lo que pasó en la fiesta, tú y yo... bueno, estuvimos realmente cerca y quizá se me pasó la mano contigo. Hice cosas de las que... eh... de las que me arrepiento muchísimo y no pensé que sería justo que ella estuviera conmigo a pesar de mi casi infidelidad.

Mordí mi labio inferior.

Voy a llorar.

—Tú y yo bailamos muy cerca esa noche, yo te toqué y tú me tocaste. Más de una vez pensé que podría besarte y no quiero justificar al alcohol, pero probablemente tuvo la mitad de la culpa —explica sin mirarme—. Y la otra mitad la tuve yo.

Yo, sin saber qué hacer, con mi corazón latiendo desenfrenado en mi garganta, comienzo a jugar con los cordones de mis zapatillas. Esto es lo peor.

—Entonces cuando me fui de tu casa, decidí llamarla. Y le conté la verdad. Ella no se enojó conmigo, pero me dijo que deberíamos terminar.

En lo único que puedo pensar es que realmente Kenma es un sol.

—Y estuve enojada por eso. Porque no entendía porque aceptaba todo sin gritarme, sin decirme que me odiaba... Estuve de muy mal humor esos días, más con todo lo que me estaba pasando a nivel familiar. Y por eso actué tan mal contigo.

Me lo merecía, de todos modos.

—Y lo siento, Hinata —toma aire y me mira—. Fui una idiota contigo y lamento haberte lastimado en cualquier sentido. Por favor, perdóname.

Yo solo alzo la mirada.

—¿Por qué debería perdonarte? Tú deberías hacerlo.

—¿Qué dices?

—Kageyama, me acuerdo lo que pasó esa noche. Y lo peor es que no me arrepiento... —digo con mi voz quebrándose—. No te tengo que perdonar cuando fui yo la que arruiné tu relación.

—No digas eso —frunce su ceño, tomando mis hombros. Yo sorbo mi nariz—. Las dos estuvimos mal.

—Pero yo nunca paré. P-podría haberme alejado, podría no haberte p-pedido que me besaras... ¡Kageyama, lo siento mucho!

—Oye, no. No llores —toma mi rostro negando mientras limpia mis lágrimas—. Idiota, no llores porque me desespero más.

—¡Lo siento pero es que son mis emociones saliendo a flote!

—Hinata...

—¡Arruiné tu relación, Kageyama!

—No lo hiciste.

—¡Claro que sí! —Ella suelta mi rostro y suspira—. Lo siento muchísimo, Kageyama. Soy una mala persona, soy una mier-

—¡Que te calles! Te dije que las dos arruinamos todo. Y yo tengo más la culpa, así que para.

—P-pero...

Kageyama niega.

—Lo peor es que no me siento mal, ¿entiendes? —Escondo mi rostro entre mis manos—. Soy una muy mala persona, Kageyama. Yo... entenderé que no quieras ser más mi amiga...

—Es que eres tan idiota.

Pone los ojos en blanco y aleja mis manos. Yo la miro demasiado afectada.

—¿P-por qué? ¿¡Ahora qué hice!? Te j-juro que voy a entender si no quieres seguir juntándote conmigo, ser mi compañera o mi amiga, K-Kageyama... puedo borrarme de tu vida si-

—El problema de lo que estás diciendo, Hinata —Toma mus muñecas, mirándome seria—. Es que no sé si solo quiero ser tu amiga.

¿Eh?

—¡¿Qué?!

—Oh, chicas, ya llegaron... Hinata, ¿por qué estás llorando?

Pretty Setter | Kagehina FEM Donde viven las historias. Descúbrelo ahora