14: Lágrimas en la cocina

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Balanceo mis piernas sentada en la mesada de la cocina. Kageyama está a mi lado, preparando tragos. Simplemente no pensé que sería así, pero esta noche me ha sorprendido mucho.

—Kageyama, quiero más vodka.

—Tú no tomarás más por lo que resta de esta noche.

—¡Te odio!

Exclamo cruzándome de brazos y mirándola con mi mejor puchero infantil. Ella solo me dedica una mirada y luego sigue llenando su vaso.

—Sabes, si fuéramos novias, pediríamos estar ahora mismo besándonos en la cocina, como en las estúpidas películas románticas.

—Pero no lo somos. Qué pena —responde sarcástica, bebiendo. Yo estiro mis brazos pero ella se aleja—. No vas a tomar, ya para.

—¡Te odio mucho!

Exclamé, bajándome.

—¿A dónde vas?

—¡A buscar algo interesante esta noche!

—No pienso dejarte ir sola ahora.

Kageyama toma mi cintura, echándome para atrás. Yo tomo sus brazos y la miro, sonrojándome cuando me doy cuenta que nos estamos mirando las dos.

Así que me quedo en silencio, sintiendo mi cuerpo relajarse ante ella. Es tan hermosa...

—Kageyama, déjame besarte...

Murmuré distraída. Ella niega y me suelta, alejándose. Yo aprieto mis labios y niego.

—Si no me dejas tomar, ni me dejas besarte... ¡Me iré de aquí!

—¡No pienso dejarte besar a alguien más, ven aquí!

Vuelve a tirar de mí y yo lloriqueo, frustrándome. Kageyama se para en la puerta para no dejarme pasar.

—Eres muy mala...

—Hinata, estás borracha.

—Y no me dejas besarte...

—¡Porque tengo novia!

—¡Tampoco me dejas tomar y besar a desconocidos!

—¡Por eso mismo! —exclama obvia—. ¡Estoy intentando protegerte!

La miro con mis ojos entrecerrados, molestándome cada vez más.

—¡Son excusas porque no quieres que nadie me bese porque tú quieres besarme!

—¡Pero si yo no te besaría nunca!

Para qué lo dijo.

Ahí, en ese preciso momento, es cuando siento mi mundo caerse. Kageyama no me besaría jamás, y no porque tiene novia, sino porque yo no le gusto.

Por eso mismo exploto en llanto.

Sí, como una niña pequeña. Soy una inmadura.

Kageyama me mira en pánico pero es muy tarde para que se me acerque, porque ya siento alguien acercarse a mí y preguntarme qué me pasó.

—¡Yamaguchi!

Sollocé, abrazándola. ¡Ella es mi amiga!

—¿La reina te hizo llorar?

Y esa es Tsukishima.

Kageyama y ella tuvieron la mala suerte de conocerse en el partido. Y cielos, se odian. Quizá son así y pelean tanto porque son igual de inmaduras, pero el disgusto que sienten la una por la otra está más que claro.

Abro mis ojos, encontrándome con la mirada preocupada de la chica. Yamaguchi es bonita con sus pecas, sus pestañas y sus ojos curiosos. Puedo ver que tiene un top y una falda verde claro y no dudo en observar a Tsukishima. Ella es también muy linda: cabellera amarilla y larga, ahora suelta. Gafas negras y piel pálida. Es la más alta del equipo, lo que me dan ganas de matarla... ¡Pero ahora estoy viendo su ropa y me olvido de eso! Un top blanco y una falda negra. Es simple, pero molestamente le queda bien.

—¿Estás bien?

—Sí, sí. Qué linda está vestida tu novia, Yamaguchi.

—Ah... gracias —murmura avergonzada. Yo solo asiento, limpiando mis lágrimas—. ¿Por qué llorabas?

—Por Kageyama.

—¿¡Qué le hiciste!?

Yamaguchi se da vuelta y la enfrenta, enojándose rápidamente. Tsukishima ríe aplaudiendo, orgullosa de su novia. Kageyama intenta defenderse entre balbuceos.

—¡Está borracha, le dije algo y se largó a llorar!

—¿Eso es cierto, Hinata?

Yo asiento, levantándome del suelo porque no sé en qué momento terminé ahí.

—No la dejemos con la reina. La seguirá haciendo llorar —acota Tsukishima de brazos cruzados y Yamaguchi asiente—. Hinata, vámonos.

—¡No! —Kageyama se niega.

Yo quiero irme con ellas pero la mirada obvia de mi chica me dice que no. Soy débil por amor, así que me niego.

—Me quedaré con Tontayama...

Toda la noche terminamos bailando las cuatro juntas. Cuando Kageyama no me ve, yo bebo del vaso de Yamaguchi, porque Tsukishima es una egoísta; peleamos varias veces por eso pero nada de qué preocuparse, creo.

En fin, en un momento las noviecitas se van al baño y yo me quedo sola, bailando feliz. Kageyama está haciendo no sé qué y yo intercambio sonrisas con la chica de antes, creo.

—¿Eres Hinata Shoyo?

Ella me pregunta. Yo asiento bailando cerca de ella.

—Soy Ushijima Wakatoshi.

—Te conozco, juegas bien —sonreí y ella asiente.

—¿Te gustaría ir algún día a jugar a un parque de por aquí? —pregunta agachándose para hablar en mi oído. Sintiendo un escalofrío en mi espalda, tomo su hombro y asiento.

—S-sí...

—Genial —sonríe de lado, ahora mirándome.

Estamos muy cerca y no sé en qué momento su mano llegó a mi cintura...

—¿Qué se supone que está pasando aquí?

Doy un saltito en mi lugar cuando escucho la voz de Kageyama. Ella nos mira seriamente y no tardo en alejarme de Wakatoshi.

—Ah, hola. Tú debes ser Kageyama Tobio.

Pretty Setter | Kagehina FEM Donde viven las historias. Descúbrelo ahora