El tiempo rápidamente pasa y cuando me quiero dar cuenta, ya pasó un mes desde todo. Desde que Kageyama se confesó, desde nuestra charla, de todo.
Con ella seguimos siendo buenas amigas, pero quizás de vez en cuando nos besamos.
—¿Qué deberíamos hacer?
—Nada. Está lloviendo.
Ahora estamos en el sofá de mi casa. Kageyama está recostada con su vista pegada en su teléfono y yo miro la televisión, buscando algo interesante para ver pero es domingo y hoy es cuando ni siquiera los que programan tienen ganas de vivir.
—¿Voley?
—¿En dónde?
—En tu cuarto.
—¿Quieres que mi madre nos mate o qué?
Kageyama se encoge de hombros y yo la miro de reojo.
—¿Con quién hablas tanto que ni siquiera me miras?
Una sonrisa se plasma en sus labios y me mira divertida.
—¿Celosa?
—No seas idiota...
—Estoy hablando con Kenma.
Ah, eso sí que dolió.
—Mañana nos vamos a juntar para hablar bien las cosas.
Ella dice mirándome seria. Simplemente asentí y volví mi vista al televisor.
—Qué bien. Me alegro por ustedes.
Ey, está bien que Kageyama pueda charlar con ella. Quizás y con suerte se arreglan y terminan siendo amigas, pero me aterra el hecho de que vuelvan a ser novias. Por favor, que no pase eso, incluso rezaré esta noche porque sé que no me hará bien a mí ni a Kageyama.
Cielos, son tantos pensamientos enfermizos que me dan ganas de morir. Una extraña y vacía sensación en mi pecho que me hace desear no haber preguntado nada, no me interesaba saber...
—Ey.
Mi piel se eriza cuando los dedos de Kageyama acarician mi nuca. La miro lentamente.
—Eso no significa que volveré con ella.
Tragué.
—Pero podrías...
—Pero no lo haré —Me mira tranquila, haciéndome suspirar—. No pienses en lo que sea que pensaste sobre ella y yo. Con Kenma todo se acabó y hablo en serio cuando quiero empezar contigo.
—No puedes quererme tanto en un mes.
—¿Quién dice que no?
Sonríe ladeando su cabeza, acercándose a mí. Yo aprieto el control en mis manos y trago otra vez, sintiéndome nerviosa.
—K-Kageyama...
—¿Si, Hinata?
—Está mi familia aquí.
—No estoy haciendo nada.
Pero sus labios ya están cerca de los míos. Siento su aliento mezclarse con el mío y mi corazón latiendo desenfrenado.
—¡Shoyo!
Pero la voz de mamá me devuelve a la realidad y pongo mis manos en el rostro de Kageyama, alejándola.
—¡V-voy, mamá, voy!
Salgo corriendo del lugar, escuchándola reír. Realmente la odio.
La cena es tranquila. Natsu está con la abuela y mamá tiene sueño, así que le decimos que vaya a dormir y que nosotras nos ocuparemos de todo.
Y para qué, santos cielos.
—K-Kageyama...
—Me debías un beso.
Dice riendo sobre mis labios, tomando mi cintura y pegando mi espalda a la mesada. Yo tomo su rostro sin pensarlo, mojándolo con espuma.
—L-lo siento.
—Ahora me debes otro beso por ensuciarme.
—¡Kageyama!
Ella ríe y vuelve a robarme un beso, sacándome también un jadeo. Cuando se separa, me apoyo correctamente en la mesada y respiro hondo.
—¿Qué pasa?
—¡Tú! —La señalé haciéndola reír otra vez—. ¡Tú eres lo que pasa! ¡Tienes que dejar de... ya sabes... de eso sin avisarme!
—Jamás. Me gusta ver tus reacciones.
—¡A mí no! —Lloriqueé—. ¡Avísame antes!
—Está bien.
Se acerca a mí, limpiando su rostro.
—Hinata, te voy a besar.
Pero vuelve a tomarme desprevenida y me besa.
Y yo me derrito ante eso, ganándome otra vez que me acorrale contra la mesada. La beso desesperada, escuchando los chasquidos al separarnos levemente. Me pone tan nerviosa que sea tan buena haciendo esto.
Y mi piel se eriza cuando sus manos se meten debajo de mi camiseta. Jadeo y tomo sus muñecas, apretándolas y alejándolas. Automáticamente rompo el beso.
—Las hormonas.
—Sí, las hormonas.
—Mejor sigo lavando.
—M-mejor voy a prepararme para dormir.
—Sí, eso.
—Sí.
Es gracioso lo nerviosa que se pone después del beso.
Kageyama se va de la cocina rápidamente, claramente avergonzada. Y yo arreglo mi ropa, suspirando y volviendo a lavar.
Qué vergüenza que vea mi cuerpo.
Hace una semana no vomito, pero eso no cambia el hecho de que sigo sintiéndome mal y quiero hacerlo, pero intento perder la costumbre.
Pero aún así, el pensamiento de Kageyama tocando mi cuerpo hace que las mariposas en mi estómago vuelven desesperadas. Puedo entenderlo, maripositas, yo también estoy emocionada por todo eso. Solo me pregunto si en serio pasará o solo es un sueño mío.
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Pretty Setter | Kagehina FEM
FanfictionA Hinata Shoyo nunca le han interesado las chicas. Hasta que vio a la bonita armadora de Kitagawa Daiichi. -¿Quién es ella? -¿Quién? -¡Esa, la armadora! -Ah... no, ni idea. -¿Y si le pido su número? KAGEHINA FEMENINE. #1 en fem 05/02/23 #1 en Kagehi...