27: La chica bonita y su bonita ropa

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—¡Odio esto!

—¡Pero te queda bien así que te aguantas!

Kageyama se sienta molesta sobre mi cama. Yo estoy terminando de arreglar mi cabello frente al espejo.

Si tengo que ser sincera, nunca pensé que ella usaría un vestido.

Ni que llegaría a ser su novia.

Pero aquí estamos.

Soy su novia.

Y está usando vestido.

—No me gusta esto.

—¿Por qué es celeste?

—¡Exacto! Yo quería uno azul... O un traje.

—Te dije que podíamos buscar trajes pero no quisiste.

—¡En ese momento!

—Aún así, luces hermosa.

—¿Tú crees?

Se levanta, mirándome insegura. Yo asiento, tomando sus hombros.

—Eres demasiado linda. Detente.

Ríe.

—No sé cómo detenerme. Es crónico.

—Humilde.

Me doy vuelta con una sonrisa y Kageyama me toma de la cintura, poniéndose a mi lado y mirándose en el espejo junto a mi.

Mientras que yo tengo un vestido rosa por encima de las rodillas, demasiado pomposo y pareciera que es de niña pequeña, Kageyama tiene un vestido celeste con brillos que llega hasta sus pies. Le queda muy hermoso, resaltando su figura y sus ojos.

Respecto a peinado, su cabello atado y con flequillo. Yo lo tengo suelto y... Bueno, es el mismo desastre de siempre. No puedo controlarlo.

—Lo bueno de ser alta es que no tengo que usar zapatos —Kageyama murmura mirando sus zapatillas.

—Lo malo de ser baja es que tengo que usar zapatos —Refunfuño, sentándome en la cama.

—¿Cuánto mides con eso?

—Uno setenta... Odio mi vida.

Kageyama ríe y se sienta a mi lado.

—Me gusta ser más alta que tú —Dice sincera, tomando mi mano. Yo la miro.

—A mí no. Odio tener que ponerme de puntas para besarte.

—Últimamente me agacho para que no estés incómoda.

—Y por eso eres la mejor novia.

Dejo un beso en su mejilla y ella ríe.

—¡Ah mierda, te quedó la marca!

—¡Hinata! —Se queja levantándose. Yo empiezo a reír.

—¡Niñas!

Aunque me callo cuando abren la puerta.

Saben, conocer a la madre de Kageyama fue más fácil de lo que creí. Pensé que ella me odiaría, sin embargo me adoptó como otra hija.

Y cielos, tengo que ser sincera, es hermosa.

Cosas de los Kageyama, supongo.

—¿Qué pasa? —Pregunta mi novia (¡Mi novia!) frente al espejo, limpiándose el labial en su mejilla—. ¿Ya nos vamos?

—No. Pero tu padre te trajo esto.

Un traje.

Un maldito traje.

—¡Ropa cómoda!

—Sí —Entra al cuarto y se lo entrega. Kageyama mira la ropa emocionada—. Dijo que te había escuchado decir que estabas incómoda. Pensé que podría comprarte uno de camino.

Ricos.

—Gracias, mamá.

Ella solo le sonríe y termina yéndose del cuarto. Kageyama rápidamente se saca las zapatillas.

—¿Te vas a desvestir frente a mí? —Alcé una ceja, sonriente.

Ella alzó una ceja.

—¿Quieres que me vaya?

—No, no.

Kageyama ríe.

—Como sea, ayúdame con esta mierda. No sé cómo sacármela.

Me levanto para ayudarla. Simplemente tengo que bajar el cierre de su espalda y es suficiente, pero mi novia es dramática.

Incluso suspiro al ver su piel.

—¿Listo?

Tarareé que sí y me agaché un poco para dejar un beso en su piel.

—Qué tierna.

—Necesitaba hacerlo... —Murmuré.

—¿Harás eso cada vez que veas mi cuerpo?

Pregunta sacándose el vestido. Quedó en ropa interior y se dio vuelta. Yo solo asentí y desvié la mirada.

Pero tomó mi rostro y me obligó a mirarla.

—T-tu... tu madre podría entrar —Balbuceé en voz baja.

Ella solo se agacho y unió nuestros labios. Yo me sentí en el cielo por un momento, hasta que lo conocí realmente cuando Kageyama tomó mis manos y las guió a su cintura. Es la primera vez que la toco así y siento que me voy a desmayar.

Por eso acaricio su piel y la aprieto suavemente mientras la sigo besando. Kageyama, cuando se separa, me mira sonrojada. Yo probablemente soy un tomate pero a nadie le importa.

—¿Cuando volvamos podemos volver a hacer esto? —Murmuro atontada. Ella ríe y asiente, soltándome.

—Me voy a cambiar.

Me senté en la cama todavía sintiéndome mareada por el beso y todas las sensaciones.

Kageyama se vistió rápidamente. Ahora el vestido celeste tan bonito está sobre la cama y un traje negro en ella. Lo mejor es que no está usando camisa. Ni sostén. Un saco unido con un botón es lo único que cubre su pecho.

—No puede ser que todo te quede bien —Murmuro. Ella sonríe.

—Esto sí me gusta más.

—¡Niñas, ya bajen!

Nuestras familias aplauden emocionadas al vernos bajar. Kageyama dice que es mi príncipe y yo le digo que soy su princesa, ganándome una sonrisa de su parte. Qué feliz soy.

Es el baile de fin de año. Oficialmente (Y sin saber cómo realmente) somos alumnas de segundo.

Luego de seis millones de fotos, vamos a la escuela. Y odio aquí, al igual que Kageyama.

Vemos a todas nuestras amigas. Daichi, Suga y Asahi nos abrazan con fuerza y quiero llorar, pero no quiero que mi maquillaje se corra.

—¡Es el momento para que las parejas bailen un lento!

Kageyama mira con una mueca a la gente. Yo río y me levanto, tomando su mano.

—¡Vamos a bailar!

—No soy buena bailando.

—Ni yo, ¡pero sobreviviremos si lo hacemos juntas!

Pretty Setter | Kagehina FEM Donde viven las historias. Descúbrelo ahora