16: Quiero

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Pero Kageyama solo baja la mirada y yo alejo mis manos cuando suelta mi cintura.

—Deberíamos dormir.

Cuando abro los ojos al otro día, me sorprendo al no encontrarla a mi lado. Kageyama duerme en el suelo: hay una pequeña cama armada y ella duerme tapada, con su teléfono cargando a su lado.

De solo recordar la noche anterior, muerdo mi labio inferior con inmensas ganas de llorar. Ahora es cuando caigo en la realidad de que pensé en arruinar la relación de mi actual mejor amiga. Soy, básicamente, una mierda. Pobre Kageyama...

Me vuelvo a acostar y abrazo mi almohada. Recuerdo exactamente todo. Mierda.

Entonces pasa una hora para que mi amiga se despierte y sienta el colchón hundirse a mi lado. Kageyama me mueve suavemente y yo finjo despertarme.

—Buenos días, Kageyama...

—Buenos días —susurra—. ¿Dormiste bien?

Yo asiento.

—¿Y tú?

—Sí. Tu cama es cómoda.

Mentirosa.

—¿Te acuerdas de algo de anoche? —Vuelve a preguntar. Yo niego—. Oh, pensé que sí.

—¿Pasó algo interesante? Lo último que recuerdo es comenzar a beber con Noya y Tanaka-san...

Kageyama me mira unos segundos.

Yo quiero llorar.

Ella termina negando.

—No pasó nada.

Cuando se va de casa, simplemente me siento en la cama y dejo que mi mirada se pierda en cualquier lado dela habitación, concentrándome en cómo me culpo a mí misma por todo, pero especialmente porque estoy enamorada de Kageyama.

Y se siente mal. Una angustia apropiándose de mi pecho y haciéndome jadear antes de romper en llanto.

Fue la noche más linda del mundo, pero ella tiene novia y yo la amo a ella.

Sus ojos, su rostro, sus manos. Kageyama estaba hermosa a mi lado, mirándome confundida, nunca con el sentimiento recíproco que tanto deseo. Y eso me lastima, porque ama a la mujer que siento, egoístamente, que no debería. ¡Que no la merece!

Pero no puedo decirle. No puedo decírselo en la cara estando sobria. Y es una mierda, porque quiero expresar tanto y me tengo que conformar con nada.

Quiero decirle que la amo en poco tiempo y que quiero cuidarla como nadie más en el mundo. Quiero hacer pases todos los días con ella, quiero tomarla de la mano al volver y besarla al despedirnos. Quiero salir a citas con ella porque... ¡porque la amo!

Pero ella no me ama a mí.

Ella ama a la persona en la que encontró luz. En el sol de su vida; esa chica que vive en Tokio. Y se nota que lo hace realmente, porque me tuvo toda la noche rogándole por un beso y se negó por simple fidelidad, diciendo que tiene novia. Y ente hipidos pienso lo increíble que se sentiría ser llamada por ella de esa forma.

Y qué dolor. Ay, cómo duele el amor.

¿Por qué tiene que amar a la mujer equivocada? ¿Por qué no la puede dejar y venir conmigo, escondiéndose en mis brazos? Es lo único que le pido a Dios entre súplicas: que me ayude a demostrarle a Kageyama cuánto la amo.

Pero es inútil.

Porque nadie me ayudará y Kageyama seguirá con Kenma hasta quién sabe cuándo. Así que ahora ruego porque la hermosa chica de Tokio, esa con cabello tan bonito y mirada filosa, brillante y avellana, no le rompa el corazón al amor de mi vida. Que no la lastime, que no la haga llorar.

—Por favor... es lo único que pido...

Porque soy egoísta al desear que terminen, pero también deseo que Kenma pueda amarla más de lo que yo la amo, incluso aunque suene imposible.

Entre lágrimas me dirijo al baño, arrodillándome frente al retrete. ¿Hace cuánto tiempo no vomitaba...?

Llega un momento en el que no sé si me duele el cuerpo porque hago fuerza para vomitar o porque todavía siento el toque de Kageyama sobre mí. Me quema, me arde. ¡Me duele! Pido clemencia, ayuda de Dios que no llegará porque tampoco lo merezco. Después de todo, la noche anterior me aproveché de la situación y soy una mierda por eso.

Como lo siento, Kageyama. Como lamento tener que haber actuado así anoche y haberme enamorado de ti todavía más, erizándome con tu mano en mi cintura y tu mirada brillante en la oscuridad. Perdón por todo lo que hice...

Y pienso que sería buena idea si Kageyama habla con Kenma ahora. Incluso cuando mi parte egoísta desea que terminen y la otra pide entre súplicas que mi mejor amiga no sufra.

Pretty Setter | Kagehina FEM Donde viven las historias. Descúbrelo ahora