Amarla

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Estaba tocando a Eddie, a mí Eddie, no sabía quién era, realmente no me importaba, solo quería que se detuviera ya.

Quería ver cual era su próximo movimiento, o al menos si Eddie reaccionaría, pero estaba siendo difícil ver como él solo la miraba mientras ella lo acariciaba.

Salí rápidamente de la tienda y me dirigí a donde ellos estaban, la chica se le acercaba cada vez más y Eddie no hacía nada para detenerla.

Quería golpearla, pero en esta situación debía haber alguien maduro.

—¿Eddie? —pregunté detrás de ellos.

En ese momento, ella pegó sus labios a los de Eddie, mi corazón se destrozó en mil pedazos, él la apartó y me miró.

—Amor... —me miró con angustia.

—¿Qué hiciste? —negué con la cabeza decepcionada.

—Oh, no sabía que estabas aquí —La chica dijo en forma de burla.

Quería llorar, pero no lo haría frente a ella, no me humillaría más.
Salí de la tienda y fui a los sanitarios, ahí pude deshagoarme, sé que había una razón, pero ahora mismo no estaba lista para escucharla.

—Stella, por favor —gritó desde afuera.

—Eddie, ahora no —respondí de la misma manera—, déjame sola.

—Hay una explicación.

—Solo cinco minutos, Edward, por favor —dije entre sollozos.

—Por favor —suplicó.

—mierda, Eddie, solo dame cinco minutos, solo cinco —sollocé.

Estaba dispuesta a escucharlo, quizá sea algo malo, pero le dije que siempre lo escucharía y yo si cumplo lo que prometo.

Cuándo me tranquilice salí, Eddie estaba sentado en la banca con las manos enredadas en su largo cabello.
En cuanto me vio se puso de pie y camino hacia mí.

—lo siento.

Por mi cabeza pasaba la idea de que ella era la "nueva" y la playera de cuello alto era para cubrir algún hematoma provocado por ella.

—¿Quién era? —pregunté sin mirarlo a la cara.

—era Hannah —soltó sin más.

—Eddie, yo... —sorbí mi nariz—, lamento si no soy suficiente, lamento que ella te haya hecho sufrir y que ahora que regresó no puedas alejarte de ella.

—claro que puedo.

—no tengo la culpa —interrumpí—, no soy culpable de tu inestabilidad emocional.

Eddie me veía con el ceño fruncido, las lágrimas se acumulaban en sus ojos y parecía estar a nada de romper en un llanto incontrolable.

—nono —tomó mis mejillas—, no digas eso, por favor —sollozó.

—es que...

—eres más que suficiente -interrumpió-, por favor, déjame explicarte —se puso de rodillas frente a mí.

—Eddie, levantate, por favor —miré a todos lados, la gente nos veía raro.

—escúchame —volteó hacia arriba y nuestras miradas chocaron.

—solo levántate —le ofrecí mi mano y lo ayudé a ponerse de pie.

Nos sentamos en una banca, no nos importó dejar el trabajo, posiblemente nos correrán.

My Heart | Eddie Munson | Terminada ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora