Casa

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Fuimos a trabajar, el día no fue diferente a los demás, había muchas ventas, y agradecía eso.

Me daba gracia saber lo que otras mujeres usarán debajo de su ropa, algunas compran cosas demasiado calientes y me imagino el momento en el que lo usarán.

Cuándo salimos del trabajo, Eddie me acompañó a casa, queremos mostrarle el tatuaje a papá porque tarde o temprano se enterara.

Eddie: solo será un regaño, no puede obligarte a quitarlo porque es literalmente imposible, ¿bien? - apretó mi mano.

Trataba de darme ánimos, estaba muy nerviosa, pero tenía razón, solo será un regaño.

El tatuaje no lo cubrí, podía darse cuenta a primera vista.

—¡Eddie! —sonrió y lo abrazó.

—Hola, señor —recibió su abrazo.

—hola, papá —dije celosa.

—Hola cariño —me abrazó también.

Eddie me miró asustado.

—¿Ya viste? —dije sin más.

—¿Qué? —nos miró de abajo hacia arriba.

—esto —dije nerviosa apuntando mi clavícula.

—¡Stella! —bufó molesto.

—¡Papá!

—¡Stella! —Eddie gritó asustado.

—espero que sea falso —rio dándome la espalda, caminando hacia la sala de estar.

—señor —aclaró su garganta.

—¿sí, Eddie? —se giró con la mirada entrecerrada.

—no es falso —sonrió—, también tengo uno.

—de ti ya sabía, Eddie, jamás te dije nada, pero me molestan los tatuajes, me parecen de gente mal...

—no es falso, me tatué el nombre de mi novio y él se tatuó el mío —dije seria.

Ya no me daba miedo, me cagaba de nervios, pero no de miedo.

Papá se acercó y se paró frente a mí, esperando a que riera para delatarme, pero no lo hice. Eddie estaba parado entre nosotros y estaba asustado.

—¡No puede ser! —gritó.

—Papá, tener un tatuaje no me hace una persona mala

—pero no me gustan —se apartó.

—ya no soy una niña pequeña —me encogí de hombros.

—sabes lo que haces, solo espero que no te arrepientas después

—quizá me arrepienta, quizá no, pero ese será problema mío

Ya no dijo nada más, solo se sentó en el sofá y encendió la televisión.

—¿se enojó? —Eddie susurró burlón.

—¡Stella, Eddie! —Mary gritó desde el segundo piso.

—¡corre! —me dio un pequeño golpe en el hombro y subió.

Cuándo estuvimos arriba, Mary nos miró y negó con la cabeza mientras sonreía.

—hoy no era buen día para decirle.

—Jamás es buen día cuando se trata de papá —giré los ojos.

—vengan—nos guio hasta la habitación de Lucy.

Eddie: ¡Lucy! - dijo emocionado.

—lo creas o no, tú padre ha cambiado mucho —se agachó para cargar a Lucy.

My Heart | Eddie Munson | Terminada ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora