22 Años

405 55 96
                                    

- 27 de Octubre -

Hoy quitaron los yesos de Eddie, sus brazos quedaron débiles, le duelen y han adelgazado mucho, es normal.

Dice el doctor que tendrá las articulaciones rígidas durante 2 o 3 semanas, no puede girar las muñecas del todo, pero dice que se recuperará bien.

Mañana es su cumpleaños, le hablé sobre si quería hacer una fiesta y dijo que no, que necesita recuperarse del todo para poder disfrutar.

Y lo entiendo, aunque yo ya me encuentro bien, no me gustaría que me hicieran una gran fiesta.

Ya no voy a terapia, mis rodillas han quedado a la perfección, puedo moverme sin problema.

Así que festejaremos solo nosotros dos, Steve y Wayne. No pueden faltar, son lo más importante para Eddie.

No ha cambiado mucho, solo lo he notado más apagado que antes, es lógico, después de vivir algo así no esperaba que fuera el mismo.

He buscado ayuda psicológica para los dos, creo que lo necesitamos, estar en un accidente de esa magnitud y ahora vivir para contarlo, no es fácil y mucho menos para Eddie.

Sigue sintiéndose culpable, cada que puede me pide perdón por lo que pasó y dice que quizá si no hubiera creado esa discusión, no hubiese pasado nada.

Ya no sé qué más decirle, me duele que se sienta así, he tratado de evitar ese tipo de pláticas, pero la gente pregunta y él vuelve a recordarlo.

—¿Qué quieres que te haga para mañana? —me senté en sus piernas.

—Podría ser... —entrecerró los ojos pensando en su respuesta—, ¿pasta?

—pasta será —besé sus labios y me levanté.

—¿ese será mi regalo? —inquirió pícaro.

—¿la pasta? —reí—, no, tengo tú regalo preparado, ¿cómo te voy a regalar una pasta?

—me refería a esas —señaló mi trasero.

—Ni convaleciente dejas de ser un pervertido —bufé fingiendo molestia—, pero si es lo que quieres, sí, será tú regalo —respondí provocándolo.

—Carajo —musitó.

—bien, Edward, todo está listo para mañana.

—¿Sabes hacer pasta? —preguntó atemorizado.

—si quemo la casa, sal corriendo —dije antes de ir hacia la cocina.

—¡no, por favor! —gritó—, acabo de llegar y ya me quieres sacar.

~

Ya eran casi las 3 y Eddie no despertaba, se desveló viendo una comedia y por ende, no pude dormir tampoco.

—¡despierta! —besé sus labios.

Se estiró aún acostado e hizo un sonido raro, parecía estar disfrutándolo.

—que bonita mañana —dijo ronco.

—Eddie —rodé los ojos—, son las tres de la tarde.

—¿las tres? —e paró rápido.

—¡Feliz cumpleaños, mi amor! —lo abracé.

—te amo, te amo —dio pequeños besos por toda mi cara.

—ve a darte un baño, Steve ya viene.

—tienes que ayudarme — hizo puchero.

—oh, sí, es verdad, lo siento, vamos.

My Heart | Eddie Munson | Terminada ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora