Mötley Crüe

350 55 128
                                    

El día se acerca, hoy nos iremos al lugar donde se presentará Mötley Crüe, Eddie es el más emocionado, preparó sus maletas tres días antes.

Wayne trajo el auto temprano, queremos pasar el mayor tiempo posible allá, salir a caminar o ir a comer.

—Eddie, tranquilo —Wayne rio.

—Lo siento, estoy muy emocionado —sacudió sus manos.

—Ya quiero ver a Tommy —hablé embobada.

—¡Ey! —me señaló molesto—, no.

—¿Qué? —reí.

—No puedes estar así de enamorada.

—Relájate —fruncí el ceño— ¿Crees que Tommy se fijaría en mi?

—Cualquiera se fijaría en ti —sonrió.

—Sería un sueño que Tommy lo hiciera —molesté.

—¿Me cambiarías por él? —hizo puchero.

—Eddie... —tomé su mano—, claro que sí.

—No me molestaré, solo porque tu compraste los boletos.

Solté una carcajada y el me miró mal, le enojaba que hablara de otros chicos, sí, chicos famosos.

El camino fue bastante relajado, la música sonaba fuerte, Eddie tomaba mi mano mientras dormía, yo miraba por la ventana y Wayne manejaba.

Hicimos algunas paradas para comprar comida o para que Eddie entrara al baño, tiene vejiga de infante.

—Detente aquí, necesito hacer del baño —pegó en el asiento de Wayne con desespero.

—Pero si hiciste hace veinte minutos —dije con fastidio.

—No hice bien —rodó los ojos—, vamos, detente.

Eddie bajó rápidamente, estábamos en una zona solitaria, el sol era insoportable, Wayne salió y encendió un cigarrillo, se recargó en el auto mientras su sobrino orinaba detrás de un árbol.

—¡Eddie! —grité porque ya había tardado.

No hubo respuesta así que me acerqué al árbol.

—¿Eddie? —volví a mencionarlo.

Eddie estaba riendo como estúpido, estaba en cuclillas mirando una lagartija, cuando digo que es como un niño pequeño, no miento.

—Dios, Eddie —solté una risa nasal—, tenemos que irnos.

—No tiene una pata —rio tiernamente.

—¿Le arrancaste su pata? —me agaché para ver.

—¡No! —gritó asustado—, te lo prometo.

—Eres un mentiroso —arrugué la nariz—, pobrecita.

—Solo quería agarrarla, pero quiso escapar y se le arrancó su patita.

—¡Está bien! —reí—, fue un accidente, ahora vamos, Wayne está esperando.

Caminamos de regreso al auto, Eddie me abrazaba por los hombros mientras depositaba besos en mi mejilla.

—Necesito tomar un descanso —nos miró con una sonrisa apretada.

—Podemos dormir un rato —dijo sin entender el plan de Wayne.

—No, Eddie —apagó su cigarrillo— ¿Puedes conducir?

Eddie aún estaba afectado por el accidente, le daba pánico tocar un volante, pero debía perder el miedo.

My Heart | Eddie Munson | Terminada ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora