Capítulo XLI: Skanda vs Thor (I)

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[Torneo Parabellum: Arena de Duelo].

La cuarta ronda había tenido un peculiar inicio; en contraste con el inicio de la ronda anterior, en esta fue mucho más tranquilo. Pero el ambiente estaba cargado de una tensión, que incluso se sentía en las gradas.

Los dos peleadores estaban sentados en medio de la Arena de Duelo, uno frente al otro, con una mesa cuadrada como única separación. Y mientras que Thor estaba sentado en el lado de la arena oscurecido por las nubes tormentosas, Skanda se hallaba en el lado iluminado por el sol de la parte despejada del cielo.

De forma poética, la luz y la oscuridad separaban a ambos peleadores, como un indicio del camino que los dos habían elegido en el momento cumbre de sus vidas.

—He escuchado muchas historias, sobre el pueblo de los Asuras —decía Thor, tras otro incómodo momento de silencio—. ¿Y sabes qué creo? Me recuerdan mucho a los míos: viven para morir, su mayor fortaleza es la fuerza, y son temidos por su furia. Además, construyeron su glorioso imperio a base de incursiones y asentamientos en otros mundos.

—Los reinos más grandes, se construyeron encima de ruinas y sangre. Todos los pueblos han pecado, y siguen pecando, en eso.

—Y es natural que sea así. Es la ley universal de las sociedades. Tú ya lo sabías, y aún así, eras el primero en ir a la guerra, para traerle gloria a tu dramático y rencoroso tío. Pero de repente, al igual que tu padre blandengue, de un día para otro tiraste tus armas, tu armadura y tu título, para vivir lo más lejos posible de los conflictos de tu Panteón.

»Pero mientras tu padre eligió una aburrida vida de dios mensajero, tú elegiste la vida de un dios nómada, en una pobre isla tan miserable que ni siquiera Zeus tuvo interés en poblarla. Y años después Karttikeya ocupo tu lugar como el nuevo Dios de la Guerra, aunque él también decidió vivir como un nómada.

—¿A dónde quieres llegar?

—Mi padre y yo tenemos curiosidad por saber cómo un dios, tan lleno de furia y motivado por la violencia, dejó todo eso para abrazar una ridícula vida de monje asceta.

—Disculpa si dudo de eso... porque algo me dice que tiene que ver con el hecho, de que mi esposa sea una gigante Jotun, que alcanzó la divinidad. A mi juicio, ustedes están preocupados del hecho de que un dios hinduista, que abandonó su tierra y Panteón, viva con el mayor enemigo de Asgard.

—Que listo muchacho. Supongo que eras el niño belicoso más listo de tu escuela... —dijo Thor con diversión, antes de volver a tomar un largo sorbo de aguamiel, y después seguir con la charla—. Esa es la preocupación de mi padre. Ya debes de saber lo paranoico que es cuando ve una posible amenaza caminando libre en alguno de los Nueve Reinos de Yggdrasil.

—Lo he visto en persona —dijo Skanda dejando de sonreír, y teniendo solo su mirada seria—. Todavía sigo sin entender, cómo los humanos pueden idolatrar a alguien así. Alguien que se guarda todo lo que conoce, para ser el único sabio en una tierra llena de ignorancia. Promueve la violencia con la idea de morir luchando para alcanzar un "cielo".

»Y aunque el guerrero caído sea peor que un monstruo, se gana un lugar entre los justos. Por eso el tan aclamado Valhalla, es realidad un nido de ratas sin cerebro ni verdadero honor. Por eso los tan respetados Einherjar son una manada de fraudes, traidores, asesinos, violadores y ladrones elevados e idealizados como "héroes de la humanidad".

—Y esclavistas, no olvides eso. Ni tampoco olvides que hacemos casi lo mismo que hacen los reinos mexicas, africanos y demás tierras. Pero claro, a ellos no les dicen nada porque son una "utopía" donde todos son "sabios seres de luz".

Immortalem: Duelo de DeidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora