Capítulo VI: Hijos del Destructor Cósmico

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[Territorio Hinduista: Montañas de Nieve]

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[Territorio Hinduista: Montañas de Nieve]

Justo cuando Naamah creía que ya había evitado un problema de proporciones bíblicas, al detenerse antes de que su propia ansiedad la hiciera masacrar una aldea humana, tuvo un violento encuentro con nada más ni menos que el Dios Hindú de la Guerra, Karttikeya.

—Ya tenía el presentimiento de que acabaría topándome con algún dios... —decía Naamah con un tono disgustado, y deteniéndose un momento para invocar con la mente un torbellino negro alrededor suyo, que la limpio de toda la tierra y hojas que tenía encima, dejándola limpia por completo—. Pero nunca pensé que sería con el dios del que tanto he escuchado hablar por parte de mi maestra Lilith —prosiguió ella, desvaneciendo el torbellino con un simple pensamiento.

—Ni yo pensaba que volvería a ver a otro demonio del Panteón Israelita. Pero parece que al ser nuestros Panteones vecinos, junto con el Panteón Babilónico, es inevitable tales encuentros —dijo Karttikeya con una actitud y tono que reflejaban serenidad e indiferencia—. Pero lo que menos quería tener que volver a ver, es a otro demonio israelita causando una masacre.

—No... no sé de qué hablas. ¡Je, je! Yo solo iba de paso por aquí... —decía Naamah sonriendo de modo inocente, mientras se arreglaba el cabello.

—Te pido por favor que no mientas... —le interrumpió Karttikeya con un tono bastante severo y frunciendo el ceño—. Hace tres días un grupo de humanos del reino de esa región, fue masacrado y devorado de un modo muy "anormal". Según los testigos, el responsable fue un "extraño demonio", con cuerpo de mujer blanca, cuernos encorvados y alas de murciélago.

"¿Hace tres días? Pero si hace tres días Israel y yo estábamos a casi un kilómetro cerca de la frontera de este territorio. Ese demonio del que habla Karttikeya debe ser otro, que por la descripción parece ser también un demonio israelita. ¿Pero quién más aparte de mí podría estar aquí? ¿Y por qué razón?", pensaba Naamah, confundida de escuchar sobre la presencia de un demonio parecido a ella.

—Por precaución baje a esa región a investigar y vigilar las aldeas humanas, en caso de que fuese otro demonio extranjero —proseguía Karttikeya—. Y entonces sentí tu energía Chi, y supe de inmediato que ese tipo de Chi no podía ser de un demonio Rakshasa. Por lo visto, hice bien en tomar precauciones, porque cuando me acerque siguiendo tu Chi, desde el aire presencie la atrocidad que estuviste a punto de cometer.

»Te vi claramente acercándote en dirección a aquellos niños, babeando con las garras listas, como un enloquecido animal hambriento. No solo estuviste a punto de romper la ley que prohíbe que un inmortal intervenga en el Territorio Mortal de otro Panteón sin permiso; también estuviste a punto de intervenir directamente, cuando la Ley Universal de No Intervención dicta que solo está permitido como un avatar mortal. Y casi rompes la ley de nuestro Panteón, que prohíbe atacar mortales.

Immortalem: Duelo de DeidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora