Capítulo LXV: Artemisa vs Sekhmet (III)

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[Siglos Atrás. Panteón Egipcio].

El "Ojo de Ra". Así es como conocen a la hija frívola, seductora, poderosa y despiadada de Ra, que él soltaba para ejecutar a aquellos adoradores infieles que cometían el error de insultarlo y desafiarlo durante las primeras dinastías del Territorio Egipcio.

Un caso famoso es la historia en la que Sekhmet fue enviada a masacrar innumerables humanos que desafiaron los mandatos de Ra. Y ella obedeció la orden, creando un mar de sangre en los desiertos del Territorio Egipcio, que ella disfruto beber y bañarse. Tal fue el placer que Sekhmet sintió en matar y saborear la sangre, que actuó en contra de los deseos de su padre, y empezó a matar también a adoradores fieles.

El frenesí salvaje de Sekhmet solo pudo ser aplacado sirviéndole un mar de vino, que ella confundió con sangre. Sin embargo esa satisfacción que sintió por la sangre y el asesinato, encendida por ese sangriento día, volvió a despertar en meses posteriores. Y ella lo sació asesinando a todo tipo de criaturas en otros planetas, creando más mares de sangre en donde sea que ella viajara.

Como hija del actual Faraón del Panteón Egipcio, quien estaba por encima de los demás Dioses Supremos egipcios, rebosaba de todo tipo de privilegios como cualquier hija de un emperador poderoso que gobernaba por encima de otros reyes; desde niña lo tuvo todo, incluido la oportunidad de tener su propio reino con su propio culto y templo principal.

Sin embargo, desde niña, ella se ha destacado más en el combate que en otras áreas, y ha preferido la guerra por encima de los temas políticos. Así que su padre cumplió su capricho de convertirla en su ejecutora, la diosa encargada de impartir castigos a los humanos desobedientes, y matar a los extranjeros que pisaban el Territorio Egipcio.

Aquel día en particular en el que masacró a innumerables humanos infieles, fue la primera vez que Sekhmet arrebataba tantas vidas en un solo día. Y por eso fue el detonante para liberar al monstruo que han estado formando en ella.

Un monstruo repudiado incluso por su propio padre.

Lo primero que intento hacer Ra para detener a su propia hija rebelde fue encerrarla en una prisión. Pero aparte de no funcionar, acrecentó la furia de Sekhmet; la hizo sentirse traicionada por su familia, y como tal descargó toda esa rabia contra ellos.

Uno a uno, Sekhmet empezó a derrotar y matar a cualquier inmortal egipcio en su camino, llegando incluso a vencer a Osiris y Seth, y casi matar a su propio padre. Sin embargo, entre todos los inmortales egipcios, le tendieron una trampa; la inmovilizaron con cadenas hechas de adamanto, la retirada Primordial Egipcia Nun los ayudó a destruir el cuerpo físico de Sekhmet, y sellaron su alma en una cachorra dentro del vientre de una leona.

Durante los próximos siglos, Sekhmet vago por las tierras egipcias y africanas renaciendo una y otra vez como una simple leona. No obstante, con cada renacimiento, fue recuperando su capacidad intelectual superior al de un animal promedio, junto con fragmentos de su vida como Diosa Egipcia de la Guerra.

Es por eso que en una de las manadas de leones en las que vivía, cuando fue conquistada por dos leones machos, Sekhmet se rehusó a que ellos les asesinaran los cachorros que ella ya había tenido. Era una costumbre que un león macho, tras apoderarse de una manada de hembras, mataba a los cachorros del león macho que antes dirigía la manada. Pero Sekhmet fue en contra de esa costumbre; escondió a sus hijos y viajó en busca de ayuda para deshacerse de esos leones machos.

Immortalem: Duelo de DeidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora