Capítulo VIII: Ángel y Diablesa vs Dioses (II)

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Había pasado casi un minuto de silencio total, después de que Israel se enterara de que Naamah estuvo por atacar y comer humanos de una aldea cercana. El haber escuchado eso causo en él un conflicto interno. Un lado suyo intentaba mantenerse escéptico ante esa terrible revelación. Pero el otro lado le hacía recordar que hace poco ella había preguntado de si él podía darle de comer carne humana.

—Entonces Israel, ¿no vas a decir nada más? —pregunto Karttikeya, de forma indiferente, para saber que pensaba ahora el ángel pelirrojo tras saber lo sucedido.

—Una parte de mí, quizás mi lado como primo, me hace cuestionar lo que dices. Pero otra parte de mí, muy tal vez la racional, intenta convencerme de que tienes razón —decía Israel con seriedad, para luego volver a posicionarse en la postura de su Arte Marcial—. No obstante, eso es algo que discutiré con ella después. Quiero escucharlo de sus propias palabras.

—Tendrás tiempo de sobra para discutirlo, cuando estén lejos de este territorio —dijo Karttikeya adoptando otra vez su semblante serio y severo.

—Lo siento mucho, pero no podemos hacer eso —dijo Israel—. Es... muy complicado y largo de explicar nuestra situación, si es que todavía no te has enterado de lo sucedido. Pero la verdad es que no podemos irnos. Y si no quieres hablarlo con palabras, entonces tendrás que hacerlo con los puños.

—En ese caso, que la decisión de este conflicto sea del ganador —dijo Karttikeya, volviendo a ponerse en guardia con su lanza, y su hermano Murugan también hace lo mismo.

Tras terminar la discusión, Karttikeya y Murugan avanzaron al mismo tiempo, listos para atacar como equipo. Israel por su parte se preparó también para atacar, y en cuanto los tuvo de frente, primero uso la mano derecha para redireccionar a la izquierda un golpe diagonal de la lanza de Karttikeya, para luego desaparecer las alas mientras se daba la vuelta, y contraatacaba con un codazo izquierdo invertido.

Karttikeya consiguió protegerse el rostro, al cubrirse con el antebrazo izquierdo. Y antes de recibir otro ataque, retrocedió dando un salto hacia atrás, dejándose llevar por la fuerza del golpe que bloqueo, para que así desde atrás suyo atacara por sorpresa Murugan, mediante un ataque horizontal de los látigos de su mano derecha.

No obstante Israel volvió a manifestar las alas y se elevó en el aire, para luego comenzar a retroceder mientras era perseguido por Murugan, quien tras dar diez fuertes pasos salto y también empezó a volar. A medida que iban volando en el aire, Murugan agitaba adelante los látigos que llevaba en ambas manos, a la vez que extendía sus longitudes, con el fin de llegar a golpear al ángel pelirrojo.

Pero al darles más longitud a los látigos, también amplio el rango de los espacios que dejaban unos debajo de otros al entrecruzarse, por lo que Israel evadía los ataques pasando por esos espacios de forma calculada. Entonces Israel cambio de táctica: durante una evasión atrapo con cada mano un látigo, a pesar de que el fuego en ellos comenzaba a quemar sus manos. Esto sorprendió tanto a Murugan, que paro de atacar por un instante, el cual Israel aprovecho sin dudar.

Con simple fuerza, Israel se dio la vuelta y arrojo a Murugan lejos; haciéndolo atravesar una colina rocosa, para después caer de espalda en la tierra. Acto seguido Israel otra vez para bloquear con ambos brazos un golpe de la lanza de Karttikeya, que lo envió hacia atrás. Una vez más Israel volvía a retroceder, mientras esquivaba y redireccionaba los golpes de la lanza de Karttikeya, generando en el acto ondas de choque que hacían temblar toda la región.

"Algo está planeando; de repente solo se dedica a defenderse y retroceder", pensaba Karttikeya, notando el cambio en la manera de pelear del ángel pelirrojo, por lo que tuvo un mal presentimiento. Y por eso hizo caso a su instinto.

Immortalem: Duelo de DeidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora