Capítulo LIX: Poder Dragnarok

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[Vanaheim. Folkvangr: Campo de Batalla de Freyja].

La arena de duelo de las valquirias temblaba por las ondas expansivas generadas por la espada Balmung al chocar contra el Brahmastra, durante la pelea entre el humano Siegfried contra el dios-tigre Rudra. Ambos Astras no se agrietaban, pero el poderoso tridente cósmico tenía casi todo su poder sellado, junto con el de Rudra. Y por lo tanto, ahora mismo no era capaz de erradicar a Siegfried de un solo golpe.

Aunque de todos modos, Rudra no tenía la intención de matar a Siegfried de inmediato, porque Brynhildr seguía vinculada a él por medio del hechizo Volund. Y aparte, el Rey Tigre se estaba divirtiendo mucho, sin confiarse ni tomar en serio a su oponente.

—¿Por qué Rudra está tan despreocupado, aunque ese humano está al nivel actual del Proto-Humano Adam? —pregunto Freyja frunciendo el ceño, confundida y un poco preocupada por su nuevo amante

—Es simple, gatita; los instintos de nuestro tigre no consideran a Siegfried como una amenaza —explicó Sekhmet con una sonrisa burlona y meneando su cola de leona de manera juguetona.

—Y sin embargo, Rudra se mantiene alerta por si se presenta una sorpresa. Por eso saco tan pronto su segundo Astra —agregó Artemisa con una sonrisa orgullosa y cruzada de brazos.

Como ellas dijeron, el dios-tigre no consideraba a su enemigo como una amenaza. Algo que Siegfried también entendió, y eso lo hacía sentirse insultado; le parecía una humillación y un insulto grave que una bestia no lo considerara por instinto una amenaza. Desde su punto de vista, era como si un tigre ignorase a un animal demasiado pequeño e inofensivo como para ser una amenaza, o tan siquiera una presa.

Era de las peores humillaciones e insultos que ha recibido en su vida.

—¿Ya te cansaste? —pregunto Rudra con una sonrisa divertida, moviendo su tridente alrededor de su cuerpo de una forma tan caótica, que le permitían defenderse de la espada Balmung y atacar casi de inmediato a Siegfried.

—¡Puedo seguir todo el día! —contestó Siegfried ahora manejando su espada con ambas manos, aunque en realidad podía con una sola.

—Entonces será mejor que termine rápido, porque no tengo todo el día —dijo Rudra, bloqueando con el centro del tridente volcánico un tajo horizontal de la espada, para luego hundir en el suelo la hoja de la susodicha espada.

Rudra procedió a subir encima de la hoja de Balmung, corrió hacia adelante, salto para esquivar el escudo afilado volador de Siegfried, y le pateó el casco con tanta fuerza que envió a Siegfried a chocar contra la pared de la arena, ubicada a casi medio kilómetro lejos. La patada no causó ni siquiera grietas en el casco de la armadura de Siegfried, pero aun así lo desoriento tanto que había soltado la espada.

"No puedo creerlo... No puedo creer que la biología bestia, el Chi y el Prana marquen tanta diferencia, pese a que selló su poder hasta un nivel semejante al mío..." pensaba Siegfried escupiendo sangre a través de las fauces de su casco de wyvern. Su vista estuvo medio borrosa y veía borroso por unos segundos. Pero se recuperó rápido, separó su cuerpo de la pared en la que fue estampado como calcomanía, y de un gran salto regreso a donde estuvo antes de recibir la patada.

—Sabes, he notado que tu estilo de lucha con la espada está invertida —dijo Rudra con una sonrisa divertida, viendo a Siegfried volver a agarrar la espada Balmung con la mano izquierda—. Supongo que tu mano dominante es la izquierda. Eso explicaría el exceso de confianza que tienes al pelear, y lo diferente que funciona tu cerebro en comparación a otros zurdos y diestros.

Immortalem: Duelo de DeidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora