Capítulo XIV

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Cuando se acercaron, enseguida se dieron cuenta que algo iba mal.

-¿Qué pasa?- preguntó Kyla, extrañada por la tensión que se notaba en el aire.

-Hay un grupo de guardias a eso de un kilómetro de aquí. Los he visto cuando he salido a buscar algo comestible para todos. -Contestó rápidamente Axel.

Eso disparó las alarmas de la chica.

-¡¿Y qué hacemos aquí?! ¡Nos van a encontrar!

-La idea era salir cuando llegaseis, la verdad.- replicó Amaranthi con mordacidad.

-Ah.- Fue lo más inteligente que se le ocurrió decir a Kyla.- Eh... Pues gracias por esperarnos. Vámonos ya.

Sin mediar palabra, recogieron todo y se fueron de allí, con Amaranthi dirigiendo la marcha y un Olgar de aspecto distraído y ausente detrás de ella. Un poco más alejados caminaban Kyla y Axel, este último mirando en derredor por si veía algún peligro.

-Así que tú ya conocías a Amaranthi, ¿no?...- comentó la muchacha, tratando de entablar conversación.

-¿Es que sientes la necesidad de hablar cada vez que hay un silencio?- protestó su acompañante, ignorando la pregunta con un tono arisco.

<<Vaya, >> pensó ella. <<Alguien se ha levantado hoy con el pie izquierdo...>>.

Se encogió de hombros. -No me gusta el silencio.

-Créeme, lo había notado...

-Bueno, contesta. ¿Conocías ya a Amaranthi?

-La salvé de unos guardias una vez. Le fastidia admitir que me debe una. Bueno, dos. Te he llevado hasta ella.- Axel seguía bastante tenso, y se le notaba malhumorado, pero Kyla no se atrevió a preguntar por qué.- Digamos que, aunque yo no le caiga bien, es consciente de que tiene un aliado que lucha realmente por la causa.

La muchacha se extrañó al escuchar a Axel. No por lo que decía, que le parecía perfectamente plausible, sino porque, como había notado esos días, el chico era de aquellos que no solían dar más información de la necesaria y, en vez de contestarle con una afirmación o negación, esta vez se había explayado en la aclaración de una simple pregunta.

<<Probablemente esté pensando en otra cosa>>, se dijo a sí misma.

-¿Y cómo es que sabías que nos conocemos?

-Puedes intuir la respuesta a eso.

En realidad, no la sabía. Era consciente de que ese muchacho conocía bastantes cosas de ella, pero no comprendía la razón. No le sorprendería en absoluto que supiese en dónde estaba su casa, su número de teléfono, el de su madre, los nombres de sus amigos... Era por eso por lo que seguía vigilando por la ventana de su habitación de vez en cuando, para ver si alguien encapuchado la observaba. Pero no era así. Por lo menos, ella no lo veía por ninguna parte, y eso que solía hacer un exhaustivo escrutinio.

Lo miró de nuevo. Más o menos una cabeza más alto que ella, de complexión delgada pero musculosa, piel morena... y esa cara tapada que tanto le intrigaba, de la cual sólo podían adivinarse sus ojos marrones, de un tono similar al de los granos de café. Además, se fijó en los dos mechones castaños que se salían de la capucha, los cuales se recolocaba distraídamente.

Era obvio que estaba abstraído en sus pensamientos y, por la rigidez de sus hombros, Kyla dedujo que no eran precisamente agradables, así que cesó la conversación, y avanzó hasta dejarlo solo. No creía que quisiera tenerla cerca.

***

Axel se regañó a sí mismo cuando la chica se alejó. Seguramente le había parecido demasiado borde, pero lo cierto era que estaba tan despistado pensando en lo ocurrido anteriormente que apenas se había dado cuenta de si le había contestado de forma antipática.

Arcanum: La heredera perdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora