CAPÍTULO 1

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Estaba atravesando un día difícil y anhelaba algo que me reconfortara. La tía Brenna solía decir que un mal día no define una vida entera, pero para mí parecía que todos los días eran malos. Sin embargo, tengo que admitir que mantener una racha de infortunio durante 20 años es algo digno de reconocer.

Algunos podrían pensar que estoy exagerando, pero aquellos que me conocen bien saben que solo estoy diciendo la verdad. En días como estos, mis libros eran mi único consuelo. Un buen romance podía curar cualquier herida, la compañía de esos personajes ficticios que, a pesar de no existir, lograban arreglar mis días.

Observé mi teléfono con desgano, leyendo el último mensaje de Iveth. Otra cita doble. Estaba agotada de los cambios de humor, la presión de la tesis y las citas frustrantes. Hubo un tiempo en mi vida en que creí en el amor, un chico al que amé más que a nada. Desafortunadamente, como la vida suele ser implacable, el amor no siempre es eterno.

Desde niña, siempre soñé con un amor como los que leía en mis libros, un amor arrebatador y hermoso, la idea de que dos personas podrían encajar tan perfectamente que sería casi imposible separarlas. Pero a estas alturas, he renunciado a esa idea. Los chicos con los que he salido después de mi primer amor estaban lejos de ser ese tipo de amor que siempre soñé. Aunque, estoy bien con eso, he comprendido que no todos encuentran a su alma gemela.

Tras mudarme con mi tía a una ciudad desconocida, a miles de kilómetros de mi hogar, encontré refugio en mis libros y en mis pinturas. Así que, en lugar de buscar a alguien con quien compartir mi vida, decidí concentrarme en mi último año de universidad.

Sin embargo, una noche, un mensaje de un desconocido aterrizó en mi bandeja de entrada. Era de un chico con el que, para mi sorpresa, disfrutaba conversando. No tenía ni idea de quién era, pero nuestras conversaciones estaban llenas de entusiasmo. A través de sus palabras, podía sentir la emoción que me transmitía. ¿Podría ser él mi persona ideal? Lo dudaba. Esa tarde, me encontraba chateando con él.

Él: ¿Viste el nuevo capítulo?

Había comenzado a seguir un anime que él me había recomendado.

Yo: LO ODIO.

Él: 🥺😪

Yo: BROMA, ME ENCANTÓ. ¿CÓMO PUEDE UN ESPÍA SER TAN TORPE?

Él: TORPE PERO DIVERTIDO 😉

No pude evitar reírme ante su comentario. Justo en ese momento, escuché el sonido de la puerta de abajo. Era mi tía Brenna, que llegaba y dejaba sus llaves en el mostrador, junto al teléfono que empezó a sonar en ese instante. Era mi mejor amiga, Iveth.

_ Hey, chica, esta noche tenemos cita doble...
_ Ivy, por favor, dime que no has organizado otra cita con alguien que ni siquiera conozco.
_ Es necesario. No podemos permitir que ese corazoncito tuyo se marchite por falta de uso.
_ ¿Y eso lo dice mi mejor amiga? Ivy, ¿no recuerdas lo catastrófico que fue la última vez?
_ Claro, cómo olvidar a ese pobre chico que...
_ ¡Ni se te ocurra recordar lo que pasó!
_ Esta vez es diferente. Un amigo de Neil se mudará a la ciudad y no conoce a nadie. Neil dice que es un buen chico.
_ No me importa si Neil cree que es la reencarnación de la Madre Teresa, no saldré con alguien que no conozco.
_ Te recogemos a las 8, vístete bonita.
Y así, sin más, colgó. A veces me preguntaba por qué seguía siendo mi mejor amiga, aunque lo cierto es que la amo y no la cambiaría por nada del mundo, aunque está loca si piensa que voy a caer en esa patética excusa de cita.

Entré a la sala pensativa para recibir a mi tía con las compras. En cuanto la miré, supe que ya intuía que algo ocurría y quería saber qué era.
—Ivy ha organizado otra de sus absurdas citas dobles para mí. —Le confesé. Tía Brenna me miró con una expresión de resignación.
— ¿Otra cita doble a ciegas? —preguntó con una sonrisa divertida—. Parece que tu amiga está obsesionada con que encuentres al amor de tu vida.
—No pienso hacerlo de nuevo. —afirmé con determinación.
—Pero, ¿por qué? —preguntó mi tía, alzando una ceja—. ¿No eres tú un espíritu libre que debe vivir la vida al máximo? —dijo, recordando una conversación que habíamos tenido esa mañana con un tono sarcástico.
Detestaba que tuviera tan buena memoria y que usara mis propias palabras en mi contra.
—Esta vez no puedo ir. No conozco a la persona con la que me ha emparejado y no quiero pasar otra noche incómoda. —Respondí, frustrada.
—Oh, Mila, no seas tan negativa. Nunca sabes lo que puede pasar. ¿Recuerdas cuando le presenté a mi primo a Lucy y ella no quería salir con él por los mismos motivos? Y ahora míralos, están casados y felices. —dijo tía Brenna con una sonrisa.
—Pero eso fue diferente. —protesté.
— ¿Realmente lo fue? —respondió con una sonrisa—. Deja de preocuparte tanto por el futuro y simplemente disfruta el presente. La vida es demasiado corta para preocuparse innecesariamente. Además, ¿qué podría salir mal?
No respondí a su pregunta, intentando evitar admitir que probablemente tuviera razón. Mi tía era muy buena para hacerme cambiar de opinión.
—No entiendo por qué Ivy insiste en organizar estas citas cuando ya le he dicho lo que pienso. A veces me pregunto si siquiera escucha lo que digo.
Es que cuando a mi amiga se le metía algo en la cabeza, era difícil hacerla cambiar de opinión.
—Ella solo quiere que te enamores por una vez, que vivas salvajemente como lo hace ella, como deberían hacerlo las chicas de tu edad. Hasta yo tengo más aventuras que tú, pequeña...
—¡Basta! No quiero saber de tus aventuras. —Me apresuré a decir, espantada, lo que provocó una carcajada de mi tía.
La verdad es que mi tía sí era salvaje. Era un espíritu libre, y amaba eso de ella. Una pintora que dejó su carrera de negocios para seguir a su corazón era toda una hippie y siempre la había admirado por eso. Pero la verdad es que no me gustaba correr riesgos, yo no era como mi tía ni como Ivy.
—De todas formas, no pienso ir... y cambiando de tema...
Me miró con resignación.
—Bueno, ¿qué libro estás leyendo? Últimamente solo te veo leyendo. Y, a propósito, ¿no has pintado nada? —Preguntó mi tía Brenna, curiosa.
La verdad es que mis dos pasiones son la lectura y la pintura, pero últimamente me sentía demasiado bloqueada con la segunda, así que me refugiaba en la primera.
—Estoy leyendo "El reino de los malditos" de Kerri Maniscalco. Es una novela de misterio y romance ambientada en Roma, que me tiene súper enganchada. —Respondí emocionada, evadiendo la pregunta sobre mis pinturas.
—¡Oh, eso suena muy interesante! —exclamó mi tía Brenna—. Nunca he leído ese libro, aunque la verdad es que sé que lo que realmente te apasiona es la pintura. Debes encontrar qué es lo que te está bloqueando. La pasión es un sentimiento muy poderoso y puede ser el motor que nos impulsa hacia el éxito en la vida. Cuando hacemos algo que nos apasiona, encontramos un sentido de propósito y motivación que nos impulsa incluso en los momentos difíciles. La pasión nos lleva a buscar nuevas oportunidades, a tomar riesgos y a perseverar a pesar de los obstáculos. La pasión nos impulsa a buscar nuevas oportunidades, a asumir riesgos y a perseverar a pesar de los obstáculos. Es algo que nos motiva a vivir y, a veces, puede ser difícil de encontrar.

—Supongo que solo necesito tiempo para volver a pintar. —Le contesté.
—Sé que puedes superar ese bloqueo, pequeña. —Hubo un silencio y luego volvió a hablar—. Sabes, creo que deberías darle una oportunidad a esa cita doble con Ivy. —Mi tía Brenna me sugirió con un tono persuasivo.
—Tía, ya te dije que no me siento cómoda con esa idea. No me gusta el riesgo que implica y, además, no tengo ganas de tener citas por el momento. —Respondí, molesta.
—Entiendo que seas cautelosa, pero hay momentos en la vida en los que debes arriesgarte y probar cosas nuevas. —Comentó mi tía Brenna—. Te aseguro que, aunque no pase nada con ese chico, la experiencia será divertida. Tal vez incluso se convierta en un buen amigo.
—Pero yo ya tengo suficientes amigos. —Le respondí, cansada—. Además, ¿por qué debemos hacer lo que la sociedad espera de nosotras, como salir y tener citas?
—No se trata de seguir lo que dicta la sociedad, sino de experimentar nuevas situaciones que te ayuden a crecer como persona. —Replicó mi tía Brenna con firmeza—. Y, por cierto, no todo se trata de tener citas. Aunque sí te diré que si tuvieras un novio, podrías vivir muchas aventuras.
—Eso no me interesa. —Respondí claramente, intentando poner fin a la conversación.

La conversación terminó ahí, pero me dejó pensando en todo lo que mi tía Brenna había dicho. Tal vez debería arriesgarme un poco más y probar cosas nuevas, tal vez incluso tener una cita. Pero por ahora, prefería seguir concentrada en mis estudios y en mi lectura, y en cómo volver a pintar. Sin embargo, por más que me repetía esto, sabía que mi tía había logrado convencerme una vez más y, antes de darme cuenta, ya me estaba preparando para ir a una cita a la que no quería asistir.

Mi tía Brenna puede que no sea la mejor consejera y haya abandonado su carrera de negocios, pero definitivamente es una experta en persuasión. Quizás debería enseñarme técnicas de negociación en lugar de intentar arreglar mi vida amorosa, igual que Ivy.

PRIMER AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora