Veintiocho

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Lisa

Está bien si Jennie no quiere creerme, pero esto no iba a quedar así.

Después de contarle todo a Simón y contenerlo en su ataque de golpear a Kai (se los dije) me dijo lo siguiente:

—Sé que Jennie quiere creerte pero no puede hacerlo, no porque quiera a Kai, sino porque tú la lastimaste y prefiere creer que su mejor amiga le miente antes que ver la realidad.

Y en mi cabeza sono algo como:

—Si Jennie no quiere creerte ve y enfrenta a Kai, ese imbécil tiene que decir la verdad.

Y es exacto lo que iba a hacer.

Simón quería acompañarme pero no lo dejé, así en caso de que yo quiera golpearlo nadie me detendría.

—Luego me avisas que tal fue. —Me guiño un ojo antes de salir por la puerta del salón.

Esa clase la compartia con él y por supuesto con Kai, era el momento.

—Kai —Lo frené antes de que pudiera salir. El lugar ya estaba desierto.

—Oh, hola. —Sonrió al verme. Asco.

—Quiero hablar contigo un momento. —Mi voz sonó seca.

—Claro, ¿Sobre qué? —Se recargó en uno de los bancos.

—Te vi —Comencé. Él me miró desconcertado—. El otro día, en la cafetería, con una chica.

Me esperaba que se pusiera nervioso y lo negara a toda costa pero, en cambio, sólo rió.

—Sí, ¿Y? —Mostró una sonrisa arrogante.

Ahora yo estaba desconcertada.

—¿Y? —Repetí sin poder creérmelo— ¿Qué hay de Jennie?

—Sí, ella también está conmigo. —Sonaba tan despreocupado que quise golpearlo. No entendía por qué su desinterés.

—¿Y eso te parece bien? —Mi tono de voz se estaba elevando.

—No es asunto tuyo. —Se encogió de hombros.

—¡Estás demente! Jennie es mi amiga, no puedes sólo hacerle esto y esperar que no haga nada al respecto. —Ahora estaba furiosa.

—Mmmh... No es muy amiga tuya últimamente. ¿No es así? —Hizo una mueca.

Me estaba sacando de mis casillas. ¿Cuándo se volvió tan malditamente idiota? ¿O es que siempre lo había sido?

Me contuve de soltarle un golpe en la cara y respiré ondo intentando calmarme.

—¿Por qué lo haces de todas formas? Si no la quieres sólo termina con ella, no la lastimes. —Lo mire furiosa tratando de decirle "si la lastimas, te lastimo".

—¿Así tu puedes salir con ella? —Levantó una ceja—. Sí, eso no va a pasar. —Negó.

Me quedé pálida y más muda de lo que jamás había estado en mi vida, ¿Él lo sabía? ¿Sabía lo de Jennie?

Mierda mierda mierda. Sabía que no podía confiar en Simón, ¿Cómo fui tan estúpida?

—¿Co-como...? ¿Simón te lo dijo?- Pregunte nerviosa. Él rió.

—¿Simón? No —Negó—. Creo que él prefiere juntarse con homosexuales ahora —Me miró despectivamente—. No soy idiota, veo como babeas por ella.

Me sentía pequeña e idiota. Nunca pensé que las palabras de este imbécil pudieran lastimarme pero aquí estoy, intentando que no se noten las lágrimas.

—Yendo al caso. Me alegro de que hayas venido a hablarme, de todas formas tenía que decirte que quiero lejos de ella. Me miró serio.

La sangre me hirvió.

—Estás loco si piensas que voy a dejar que esto quedé así, le diré todo a Jennie. —Apreté los puños.

No lo pensé muy bien en cuanto lo dije pero yo ya había hablado con Jennie y no me había creído ni una palabra. De todas formas él no lo sabía.

Soltó una carcajada antes de hablar.

—¿Qué le dirás exactamente? ¿Que le soy infiel? ¿Que me viste con otra chica? —Una carcajada salió de sus labios—. Inténtalo, ¿A quien crees que le creerá? —Levantó una ceja—. Soy su novio, tu eres sólo una vieja amiga, tal vez ni eso.

Cada vez me sentía peor, quería salir corriendo de allí, pero no lo hice.

—¿Acaso te creyó lo de Simón? —Volvió a preguntar—. Sólo fueron un par de palabras y ella ya te odiaba.

Esas palabras hicieron click en mi cabeza, ahora todo tiene sentido. No sólo había sido un estúpido rumor sino que él lo había inventado además, Maldito idiota.

—Fuiste tú —Volví a apretar los puños acercándome un paso.

—Wow, tranquila preciosa —Sonrió. Quise vomitar—. No tiene caso, ¿No quieres undirte aún más con Jennie? No golpees a su novio.

Iba a golpearlo, iba a golpearlo mucho.

—Eres un...

—Lo que sea, pero soy su novio —Dijo orgulloso—. Puedes hacer lo que quieras pero Jennie seguirá estando de mi lado.

Era un imbécil de mierda pero tenía razón, Jennie nunca me creería.

—Bueno preciosa. Me quedaría todo el día hablando aquí contigo pero tengo cosas que hacer —Sonrió arrogante—. Jennie irá mañana a mi casa para... bueno, ya sabes para qué —Me guiñó un ojo.

Mierda, no. No, no, no y no. Maldición, Jennie no podía acostarse con él nunca, nunca en la vida. Él estaba mintiendo.

—Ella nunca haría eso. —Negué segura.

—¿Ah no? —Levantó una ceja—. Debiste verla el otro día en su casa, se me tiró encima. Ya hubiera pasado si no fuera por sus padres. —Rió.

Ahora si algo se había roto dentro mío, ella no podía. Algo me decía que él no estaba mintiendo y se sentía horrible. Sentí mis ojos aguarse, por favor no ahora.

—Oh, no llores preciosa. —Me levanto la barbilla.

En uma circunstancia normal lo hubiera golpeado tan fuerte que no recordaría ni su nombre, pero ahora no tenía ganas de nada.

—Son cosas que pasan, necesitas superarlo — Sonrió fingiendo tristeza—. Ahora si, me voy. —Se alejó unos pasos pero antes de que pudiera voltearse se escucho un ruido en la puerta.

—Jennie —Sonrió en su dirección.

Limpie rápido mis lágrimas mirando hacia otro lado, no quería que ella me viera así.

Dirigió su vista a Kai y luego me vio a mí, me encogí. No tenía expresión alguna

—¿Qué haces aqui am...

Antes de que Kai pudiera seguir hablando ella se acercó y le proporcionó un buen golpe en la cara.

No era una de esas cachetadas de novia despechada, era un verdadero golpe, con el puño cerrado y justo en la boca.

La miré sorprendida, ella miraba a Kai cubriéndose la boca con dolor, se sostenía la mano y casi le salía humo por las orejas.

¿Qué diablos acaba de pasar?

Pruébame - Jenlisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora