Doce

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Lisa.

Cada vez se me hacía más difícil no sentirme mal por Jennie y Kai, especialmente el jueves por la tarde cuando el apareció en nuestra mesa a la hora del almuerzo.

—Hey. —Saludó en general sentándose al lado de Jennie mientras la rodeaba en un abrazo. Quise salir corriendo.

Bajé la mirada a mi bandeja intentando no mirarlos, mis puños se cerraron sobre mi regazo, tenía que estar feliz por ellos, no así.

Le había dicho a Jennie que no volvería a evitarla y así había sido, de a poco volvíamos a hablar más y todo eso, se la veía feliz y eso me encantaba.

Habíamos hablado un par de veces de Kai he intenté mostrarme realmente interesada en el tema, no se como salió. Los veía hablar en los pasillos frecuentemente pero nunca había tenido que estar presente en una conversación.

—¿Cómo has estado? —Escuché que le preguntaba a Jennie.

—Bien —Respondió—. ¿Y tú?

—Mejor ahora.

Muy bien, ahora si me habian dado náuseas. No los estaba viendo pero podía jurar que él le estaba sonriendo y ella le devolvía embobada la sonrisa.

Saqué mi teléfono intentando distraerme y hacer oídos sordos a todo lo que tenía a mi alrededor. Funcionó por un momento.

—Oye, Lisa —Kai había llamado mi atención.

Levanté la vista esperando que siguiera hablando. No pude evitar ver su mano en la cintura de Jennie ni sentirme extraña ante la mirada de ella.

—Simón no ha dejado de preguntarme por ti. Quiere saber si te la has pasado bien en la fiesta.

—Eh... dile que sí. –Respondí seca dándole una mirada rápida a Jennie. Ella sabía que no me la había pasado bien.

—De hecho... ¿Podrías decirselo tú? Creo que está interesado en ti. —Me miró gracioso.

Casi me atragantó con la saliva en mi boca. Tosí repetidas veces hasta que logré calmarme tomando un poco de agua. Noté como Jennie miraba hacía otro lado ahora.

—No es para tanto —Rio—. Sólo dale una oportunidad.

Vi a Jennie moverse incómoda entre sus brazos y supe que era por lo que acababa de decir.

¿Acaso no tendría que apoyarlo? Como mi mejor amiga, ¿No quería verme feliz con alguien?

—Ya veremos. —Respondí sin quitar mi vista de ella.

Admito que esa respuesta la elegí más para ver su reacción que porque de verdad estaba interesada en Simón.

Ella se excusó unos segundos después para ir al baño, cinco minutos después entramos a clases y no la volví a ver hasta la clase de biología en donde tomo asiento en un lugar lo más alejado de mí como era posible.

Me sentí horrible.

***

Lisa en multimedia

Pruébame - Jenlisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora