Jennie.
Me sentía perdida, que digo, obviamente estaba perdida. No había visto a Lisa desde que habíamos
llegado, ni siquiera había visto a Kai, esta noche estaba siendo un completo desastre.
Estuve a punto de llamar a Lis cuando oi a alguien susurrar en mi oído.
—¿Buscabas a alguien?
Me volteé con una sonrisa.
—Kai.
—Estuve buscándote toda la noche. —Se acercó a mi depositando un beso en mi mejilla.
—Si, estoy un poco perdida. —Bajé la vista.
—Ya no más. —Sonrió tomando mi mano.
(...)
—¿Es la primera vez que vienes a una fiesta de Simón?
Estábamos sentados en un pequeño banco en el jardín trasero, alejados de todo ese ruido y personas.
Asentí a forma de respuesta.
A cada momento el intentaba sacar tema de conversación, era realmente comodo y agradable hablar con el.
—Deberías venir más seguido. —Me miró directo a los ojos con una sonrisa en sus labios.
Movió su mano por el banco hasta sujetar la mía y entrelazan nuestros dedos, por alguna razón todos los músculos de mi cuerpo se tensaron.
Él se acercó más a mi rostro a medida que borraba su sonrisa, sus ojos no se iban de mis labios, y yo no sabía que diablos hacer.
Llevo una de sus manos a mi mejilla, yo continuaba con ambos brazos pegados a mi cuerpo sin hacer ni un movimiento.
De un momento a otro nuestros labios se tocaron y el dejo un pequeño beso allí comenzando a besarme.
Estaba besándome, yo lo estaba besando, nos estábamos besando.
No quería, pero no pude dejar de compararlo con el beso que me había dado Lisa ni por un sólo segundo.