Jennie.
La conversación seguía dándome vueltas en la cabeza provocándome un gusto amargo en la boca.
Tal vez debí haber insistido con el tema de Lisa, pero dije que no la iba a presionar y así fue. En su lugar le hablé del beso con Kai aunque no me había provocado ni la mitad de la emoción que se veía reflejada en los mensajes que le envié.
Aunque intentaba que así fuera, sin éxito por supuesto, no se por qué no le decía la verdad a Lis pero no me sentía con ganas de hacerlo, principalmente porque pensaría que estaba demente, de todas formas eso era lo que pensaba yo.
Algo que si no podía abandonar mi mente era la actitud que tenía ella desde el sábado. Estaba realmente distante conmigo, apenas me hablaba, apenas hablaba en general. Habíamos compartido unas pocas clases y el almuerzo en donde se mantuvo agena a cada conversación que se producía en la mesa.
Se veía tan apagada que tuve que reprimir varias veces el impulso de querer abrazarla hasta que me jurará que todo estaba bien.
No iba a hacer eso, principalmente porque sentía que ella me quería lo más lejos posible, mi corazón se estaba rompiendo de a poco.
Una semana había pasado de esa rutina. Nos enviábamos mensajes casi automáticos, nos veíamos en el Instituto, casi ni hablábamos, evitaba preguntarle qué sucedía, y seguíamos.
Hasta que ya no evité esa pregunta.
Era miércoles, estábamos en mi casa para terminar un proyecto escolar. De nuevo, no estaba hablándome y sentí que nunca había extrañado más a alguien.
—Ya estoy harta. —Suspire desplomándome en la silla.
—Ya falta poco. —Habló sin dejar de escribir.
—No estoy hablando de este estúpido proyecto — Me miró confundida—. Quiero saber que pasó que cambió tanto a mi mejor amiga.
El color abandonó un poco su rostro y parecía que la capacidad de hablar también.
—Pensé que ya habíamos dejado ese tema atrás. —Volvió su atención a la hoja que tenía en frente restándole importancia.
—Yo también, pero no has vuelto a hablarme. —Me quejé.
—Claro que sí te hablo. —Dijo continuando con lo que hacía.
—Esas pocas palabras que me sueltas no cuentan. —Me apresuré a decir.
Ella suspiró soltando su lápiz y mirando a otro lado antes de hablar.
—No sé qué es lo que quieres.
—Que las cosas vuelvan a hacer como antes —Me incliné sobre la mesa para poder mirarla mejor—. Por favor Lis, vas a decirme que no me evitas.
—No te evito —Me miró seria.
Solté una risa irónica.
—Como quieras. —Volví a lo que estaba haciendo intentando terminar el proyecto lo antes posible.
Noté como ella no quitaba sus ojos de mí y traté de que no me afectará pero estaba poniéndome incómoda.
—Lo siento. —La oí decir después de un rato.
—¿Por qué exactamente? —Volví a mirarla.
—Por alejarme de ti... —Dijo sosteniéndome la mirada—. No me preguntes qué pasa porque no sé ni cómo explicarlo. Sólo... dame tiempo. —Suplicó.
—De acuerdo. —Asentí.
—Bien, gracias. —Me dio media sonrisa la cual yo devolví.
—Pero tengo que preguntar... ¿Tiene que ver conmigo? ¿Es algo que hice?
—No Jennie, está todo bien contigo. —Volvió a sonreírme.
Trate de no darle importancia al hecho de que esa sonrisa era la mas falsa que había visto en mi vida, de que las palabras se oyeron extrañas en su boca, de que yo sabía muy bien cuando Lisa mentía y que ahora, estaba mintiendo.
***
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