Lisa.
Lo que ella acababa de decir me tomó por sorpresa. ¿Era cierto? ¿La había hecho sentir tan bien con aquel beso? Porque podría volver a repetirlo justo ahora sobre esta cama.
Pero no era el momento, o al menos eso creí.
Ya que Jennie me estaba confesando cosas creí que podía aprovechar el momento y hacerlo yo también.
—¿Re-recuerdas el dia de la fiesta de Simón? —Le pregunté. Ella asintió—. Te mentí.
Su rostro cambio de curioso a sorprendido y luego a triste.
—¿Recuerdas que estuve llorando? ¿Y te dije que no tenía que ver contigo? —Volvió a asentir—. Lloraba por ti. —Bajé la mirada con las mejillas encendidas.
—¿Por mí? —La oí preguntar.
—Te estaba buscando y te vi con Kai en el jardín, lo estabas besando y me sentí horrible. Ahí me di cuenta de lo mucho que me gustabas. —Concluí.
—Lisa yo...
—No, dejame terminar —La interrumpí—. Me lo he estado negando a mi misma pero es que no puedo... —Suspiré—. Me gustas Jennie, me gustas mucho.
La estaba mirando directo a los ojos y solo esperé que no me echara de su habitación. Vi como trataba de hablar pero nada salía de su boca.
—Oh, mierda. —Dije cuando me di cuenta de lo que sucedía.
Ella probablemente no me quiera de esa forma ¡Por supuesto que no! Sólo soy su mejor amiga.
—Jennie, olvida lo que acabo de decir. Está bien si te sientes confundida y solo quieres que seamos amigas, puedo aceptarlo pero por favor no te alejes de mí. Te daré tiempo puedo irm...
Intenté levantarme de la cama e irme antes de hacer esto mas incómodo pero ella me atrajo a su cuerpo y atrapó mis labios en un beso corto.
—No podría olvidar lo que acabas de decir ni aunque me borraran la memoria.- Habló sobre mis labios para despues volver a besarme.
Ésta vez sí seguí el beso inmediatamente tomándola de las mejillas.
—Dios mío, cuando te he extrañado. —Me separé un poco para poder decir eso y luego seguir.
—Lo siento... siento no haberte creído.... sobre lo de Simón... ni lo de Kai... lo siento... —Dijo entre besos.
—Siento haber sido tan idiota. —Dije para después dar el último beso.
—No eres idiota. —Dijo sonriendo mientras tocaba mi nariz.
—Sí lo soy, y cobarde. Podría haberte dicho todo esto antes. —Me regañé mentalmente.
—Yo tampoco dije nada y te aseguro que cada día me tenías más enamorada. —Besó mi mejilla.
—¿En serio? —Asintió—. Vaya... —Sonreí—. ¿Y que hay de Kai? —Tenía que preguntar.
Ella fruncio el seño.
—No tuvo importancia en absoluto, creo que yo también estaba intentando negar que me gustabas —Bajó la cabeza—. De todas formas no funcionó.
Reí y le di un pequeño beso cerca de los labios.
—Debo admitir que me ponía muy celosa.
—¡Y tú a mí con Simón! Lo odiaba... Pero es un buen chico ahora que no está contigo, vi como te defendió. —Me acaricio la mejilla.
—Se ha vuelto un buen amigo.
—¿No debo preocuparme por él? —Rió.
—Claro que no —Tambien rei—. Creo que es bisexual o algo así, todavía no me lo cuenta pero le daré tiempo. —Me encogí de hombros.
—Bien —Dijo—. ¿Y tú?
—¿Yo qué? —Levanté una ceja.
—¿Qué eres?
No lo había pensado hasta el momento.
—No lo sé, nada me llama la atención. Sólo tú. —Me encogí de hombros.
Sus mejillas se tornaron un poco rojas mientras sonreía y volvía a acercarse a mí para besarme.
—Siento que no puedo dejar de besarte...
—Entonces no lo hagas...
Sus labios eran tan suaves y la forma en la que ella me besaba me hacía perder la cabeza.
Me empujó un poco quedando encima de mi sobre la cama. Recordé cuando dijo "me molesta cuando no me tocas" y bajé despacio mis manos hasta su cintura.
Ella tenía una de sus piernas entre las mías y no sacaba sus manos de mi cuello.
Se sentía tan bien tenerla sobre mi besándome pero quería más de ella, así que tome el control de la situación y la volteé quedando yo encima de ella con cuidado de no aplastarla.
Un suspiro salió de sus labios antes de acercarme más a ella.
Sentí sus manos bajar por mi espalda muy despacio hasta que llegaron a mi trasero dando un apretón, me sorprendí pero pensaba separarme de sus labios, al menos por un rato hasta que bajé por su cuello.
Sus manos se enredaron instantáneamente en mi cabello mientras besaba su cuello despacio sin preocuparme por dejar marcas.
Ella dejo escapar un pequeño gemido cuando succione su mandíbula y supe que si seguía no me detendría.
—¿Estás segura de esto? —Pregunté cerca de sus labios.
—Jamás estuve tan segura de algo.