Capítulo 50

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Chan se sentó en el pastizal y comenzó a dibujar en el cuaderno.

Su mente no tenía una idea en específico.
Tampoco pensó mucho lo que quería plasmar así que, arrastrado por esa mezcla de emociones, deslizó el lápiz por la hoja en blanco con mucho impulso.

Ejerciendo más presión al recordar lo sucedido horas antes con Felix y creando un remolino de líneas, curvas y trazos caóticos.

La tarea más difícil de su día a día era mirarlo a los ojos y se requería de un fuerte autocontrol para hacerlo.
Chan sabía que, con sólo encontrarse con esas almendradas orbes, su interior colapsaría por las fuertes emociones.

Y temía perder esa batalla, muchísimo.

No obstante, también había un ligero rechazo.
Una sensación que lo impulsaba a tenerlo lejos.

Como en ese mismo momento donde, su ira es tan montuosa que sólo puede pensar en el repudio que siente hacia Felix.

¿Por qué actúas así?

¿Qué es lo que buscas ahora?

¿Por qué lo haces tan difícil?

¿Por qué estoy tan enojado?

Y más incógnitas lo inundaron.

Ocasionando que la rabia, dolor, confusión, rechazo y otras emociones fluyeran sobre el papel.

—¡Ey Christopher, vas a romper la hoja!

Se hundió tanto en esos negativos pensamientos que cuando escuchó la voz de Noly, se sobresaltó.

—¡Oh Noly!—Chan respondió mirando a la muchacha que lo observó inquisitiva—Lo siento, creo que me dejé llevar.

—No te disculpes, está perfecto que te dejes llevar, pero—la de cabellos violetas señaló la destrozada obra—creo que necesitas otra hoja.

Chan miró la hoja sobre sus piernas y se sorprendió del desastre ocasionado.

¿Tanto se dejó llevar que creó rayones bastante intensos?

Y sí que ejerció presión para romper una parte del papel.

—Oh...no pensé que estaba tan enojado.

—¿Qué tan emocionante estuvo la clase de teatro para que te sientas así?

Chan puso mala cara por la pregunta de la contraria y Noly hizo un exagerado movimiento con sus cejas.

—Mejor ni hablar de ello.

—Pero quieres desahogarte.

—Sí, pero no hablando y tampoco jugando al basquet.

La muchacha se mostró pensativa y segundos después una gran sonrisa surcó por su rostro.

Chan palideció.

El poco tiempo que tenía conociendo a la de cabellos violetas tenía por seguro que alguna disparatada idea se le había ocurrido.

—Noly...

—Te callas y vienes conmigo.

—¿No es una locura?

—Depende, levanta ese trasero y vamos.

—No me tranquilizas.

—Deja de lloriquear y prende la moto—Noly ordenó, empujando a Chan hacia el vehículo—es la opción perfecta para desahogarte.

                            ...🎭...

Luego de un corto viaje, llegaron a un sitio el cual Chan observó en detalle tratando de descifrar dónde lo había traído la de cabellos violetas.

Colisión escénicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora