Capítulo 22

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Changbin miró el reloj de muñeca por quinta vez.

La tardanza del bailarín había comenzado a inquietarlo. Más cuando quedaron de verse hace dos horas y las llamadas no parecían llegarle.

Al cabo de unos minutos más tarde, visualizó a Minho quién se acercó hacia él con una expresión exasperante.

Estaba claro que algo había pasado.

—¡Minho! ¿Qué sucedió? No traes una buena cara.

El nombrado no respondió al momento.

Solo se mantuvo observando al más bajo con un semblante tenso.

—Estuve con Chris.

No hubo tacto en las palabras que soltó.

Fue directo y tan hiriente como una lanza impactando con ímpetu sobre Changbin.

—¿Qué?

El azabache cuestionó en un susurro. Queriendo creer que el bailarín le estaba haciendo una broma de mal gusto.

Intuyó las malas vibras en torno al bailarín, pero no pensó que serían tan chocantes.

—Tuve sexo con Chris.

Reafirmó.

—Lo había entendido a la primera, pero eres muy considerado al darme detalles—Changbin soltó una risa amarga—¿Entonces ha vuelto a buscarte?

Añadió, sonriendo burlón ante la situación.

Era un estúpido.
Tenía más que claro que eso volvería a repetirse, pero se aferró a esa fantasía vivida con Minho en esas pocas semanas.

Una realidad en la que nunca se tendría que haber involucrado.

—Sé que no estamos saliendo de manera oficial, pero no quiero esconderte nada—Minho resopló—Es mejor que te lo diga de frente antes que sólo esconderlo, no soy así.

—Aprecio tu sinceridad.

—Esto es una puta mierda, te dije que quería intentarlo.

—Al parecer Chris te necesita para descargar sus necesidades y está bien. Es decir, es el acuerdo que tienen. ¿No?

—No quiero que sea así Changbin.

—Pero ya permitiste que sea así y no vas a cambiarlo—el azabache remarcó sin un atisbo de simpatía—Olvídalo. ¿Bien?

—Seo, no es necesario que finjas no estar molesto frente a mi cuando tu mejor amigo tiene sexo con el chico que te gusta.

—Podrías haber suavizado la situación porque si lo dices así, duele—el más bajo se mordió la lengua y colocó sus manos en los bolsillos con intención de largarse de allí—Como vos dijiste, no somos nada importante así que mejor le restamos importancia a esto.

—Lo siento, Changbin.

—¿Lo sientes?—el más bajo soltó una corta carcajada—No quiero ser parte de esto, Minho.

—Changbin, detente.

—Me iré a casa. Olvidé traer mi campera de abrigo y tiene pinta de que la temperatura seguirá bajando—el más bajo se excusó, mirando hacia el suelo. No quería mirar al bailarín, no ahora—Termina bien tu día, Minho.

Y sin volver a mirar al nombrado se fue de allí, en silencio.

Ignorando ese punzante dolor en el pecho que más tarde se volvería más insoportable.

Minho no se atrevió a detener a Changbin. Sabía que no era el momento de hacerlo y con un amargo sabor en la boca, avanzó en dirección contraria.

                                ...🎭...

Colisión escénicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora