Encuentros a distancia
─ Rosa no va a ocurrir lo mismo que la otra vez ─le digo ante su mirada de susto al escuchar aquella voz─. Ya no tengo ocho años.
─ Prométeme... ─empieza a decir, pero yo ya estoy apartando las cortinas para mirar por la ventana.
Mis ojos no están preparados para la luz del sol. Por lo que, por un momento me quedo ciega. Pero luego, la bruma blanquecina empieza a disiparse, dejándome ver todo más claro.
Veo un camión y la silueta de una mujer que da vueltas sobre sí misma; la madre. Detrás del camión hay un hombre de la misma edad; el padre. Y una chica tal vez algo más joven que yo; la hija.
Y entonces, es cuando lo veo, apoyado en la parte trasera del camión. Es alto y delgado, y va vestido de negro de la cabeza a los pies. Camiseta negra, vaqueros negros, deportivas negras y un gorro negro de punto que le oculta el pelo. Se detiene frente a su nueva casa y la examina para darle su aprobación o no.
Al cabo de unos segundos, arranca a toda velocidad y sube la fachada de la casa. Hasta quedarse en el tejado sentado con las piernas colgando.
─ Qué bueno, Ash ─le dice su madre emocionada por lo que acababa de hacer.
─ ¿Cuántas veces te he dicho que dejes de hacer esas chorradas? ─le regaña su padre alzando el brazo.
Él sigue a su rollo, sin hacer caso a ninguno de los dos.
Pego la palma de la mano al cristal. Estoy sin aliento, como si fuera yo la que acabara de hacer esa acrobacia. Observo al chico. Ya no está sentado, se ha puesto de pie y me mira. Nuestros ojos se encuentran.
Me pregunto qué verá él en mi ventana. Una chica extraña, vestida de blanco, que le observa con los ojos abiertos de par en par. Entonces sonríe, y su cara pierde toda la seriedad que mostraba hace apenas unos instantes. Intento responderle con otra sonrisa, pero estoy tan aturdida que lo único que me sale en ese entonces es fruncir el ceño.
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Bajo la misma superficie.
Teen FictionPorque sin sentirse segura de sí misma, sigue siendo ella, con sus defectos y cicatrices, tiene mil razones para continuar y no darse por vencida, a pesar de su situación. Asher Brown, no lo esperaba. Katherine Jones, menos.