Lo sabe
Ya estamos de vuelta en la cámara estancada cuando empiezo a ser consciente de lo que he hecho. ¿De verdad acabo de estar fuera? La mano de mi madre me aprieta el brazo. Y me obliga a darme la vuelta para mirarla.
─ No lo entiendo ─anuncia histérica, a la vez que confusa─. ¿Por qué has hecho esto?
─ Estoy perfectamente, mamá ─respondo a la pregunta que no me ha hecho, pero que sé que le preocupa─. Solo ha sido un minuto, aunque para ti te haya parecido una eternidad.
Ella me suelta el brazo y me levanta la barbilla.
─ ¿Por qué arriesgar tu vida por alguien a quien no conoces?
Mi faceta de mentirosa no está lo suficientemente desarrollada para esconder lo que siento en este momento. Al fin, mi madre se da cuenta de la verdad.
─ Sí que lo conoces ─afirma suspirando.
─ Somos amigos... Nos mandamos mensajes, eso es todo ─hago una pausa─. Lo siento mucho. No me di cuenta de lo que hacía. Solo quería ayudarlo, comprobar si estaba bien.
El corazón me late tan deprisa que me duele. La enormidad de lo que acabo de hacer me abruma. Me froto los antebrazos con las manos, estremecida.
Al verme temblar, mi madre olvida por un momento su interrogatorio y entra en modo doctora.
─ ¿Has tocado algo?
A lo que yo le contesto una y otra vez cada vez que me lo pregunta, que no ha sido así.
─ He tenido que tirar toda tu ropa ─anuncia sin mirarme cuando salgo de la ducha que ha insistido que me dé─. Y tendremos que ir con muchísimo cuidado durante los próximos días para asegurarnos de que no... ─su voz se rompe.
─ Fue menos de un minuto ─repito una vez más de las tantas que ya llevo, tanto para tranquilizarla a ella como a mí.
─ Lo peor puede ocurrir solo en un minuto ─susurra en voz casi inaudible.
─ Perdona, mamá. Yo...
Ella levanta la mano para callarme y sacude la cabeza.
─ ¿Cómo pudiste hacerlo?
No sé si se refiere a salir fuera o mentirle. Sea como sea, no tengo ninguna respuesta.
En cuanto me deja sola, me acerco a la ventana y busco a Asher con la mirada. No lo veo por ninguna parte, pero es probable que esté en el tejado. Me meto en la cama.
Apenas puedo creer que haya estado fuera. ¿Soplaba el viento? ¿De verdad tocaron mis pies el suelo? Me palpo la cara y los brazos. ¿Están diferentes? ¿O yo? Llevo toda la vida soñando con salir al mundo, y ahora que lo he hecho, no me acuerdo de nada. Solo recuerdo a Asher retorciéndose de dolor y su voz diciéndome que vuelva a casa...
Cuando la puerta de mi cuarto se abre de noche, estoy a punto de quedarme dormida. Percibo a mi madre en el pasillo, pero no abro los ojos. Aún así, ella entra en la habitación y se sienta en la cama.
Durante un buen rato se queda quieta. Luego se inclina hacia delante y me doy cuenta de que va a darme un beso en la frente, como hacía cuando yo era pequeña. Me remuevo haciéndome la dormida y aparto la cara. No sé por qué lo hago. ¿Quién me estoy creyendo últimamente? Mi madre se levanta. Espero oír el ruido de la puerta al cerrarse antes de abrir los ojos. En mi mesa hay una goma elástica de color negro.
Lo sabe.
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Bajo la misma superficie.
Teen FictionPorque sin sentirse segura de sí misma, sigue siendo ella, con sus defectos y cicatrices, tiene mil razones para continuar y no darse por vencida, a pesar de su situación. Asher Brown, no lo esperaba. Katherine Jones, menos.