El Heredero de la casa Black [Traducción]

Capítulo 33: King's Cross - 1 de septiembre de 1971

Carmichael Wilkins

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¿VIEJA ESCUELA, NUEVO LUGAR?

por Sclandora Gosp

El espectro desconocido amenaza

¡Estudiantes, cuidado! Durante las últimas semanas, la noticia de un invitado hostil ha dado a conocer su presencia a los aldeanos de Hogsmeade. Desde extraños rasguños hasta gritos estremecedores, los sonidos de otro mundo han impregnado los páramos deshabitados, que albergaban solo una choza abandonada en el centro.

El Sr. Neep, de 85 años, el boticario, dijo: “Siempre recojo ingredientes de pociones de los bosques del norte. Entonces, viajo alrededor del páramo dos veces al día. Nunca en mi 86, ¿qué es? - oh - 85 años de mi vida si esa choza hiciera ruido. Hace solo unos tres meses que comenzaron a ocurrir ruidos extraños de manera irregular. Tuve que alcanzar mi Calming Drought la primera vez que sucedió en mis 89 años, oh, sí, 85 años. Pero nunca he visto nada cerca de la choza en 87 años de mi vida”. Más tarde, la Sra. Neep nos reveló que su esposo sufre problemas de visión y de memoria.

Nos comunicamos con el director Dumbledore para obtener una cotización y, después de veinte años sin respuesta, recibimos una que decía: “Les aseguro que nuestros estudiantes están a salvo de este espectro desconocido. Se siente bastante cómodo viviendo en su nuevo hogar y no desea interactuar con sus vecinos, por lo que no habrá invitaciones a fiestas de inauguración”.

Ya sea que el Director adquiera un nuevo sentido del humor o un nuevo sentido del respeto por nuestra columna, lo descubrirá en el "Dumbledore - Bromista, Tostador o Mediocre" de la próxima semana.

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El Sr. Waters, conductor de tren en la estación de King's Cross, se enorgullecía de llevar una vida perfectamente ordinaria. De hecho, la vida aquí era caótica, ya que personas de diversos ámbitos entraban y salían corriendo de la estación hacia sus destinos, pero eso era de esperar en una de las estaciones de tren más concurridas de Gran Bretaña. De nuevo, nada fuera de lo común.

Sin embargo, estaba paseando por el andén nueve después de que saliera el tren a Leeds cuando se vio obligado a recordar que su vida perfectamente ordinaria estaba, en realidad, manchada. Al pasar junto a un grupo de cinco personas vestidas con divertidas túnicas y sombreros puntiagudos, confirmó mentalmente que era el primero de septiembre. Luego consultó su reloj, que le indicaba que eran las diez y cuarto de la mañana.

Malhumorado, recordó la ocasión.

"¡Oh, estoy tan emocionado de ir a Hogwarts!", gritó con alegría desenfrenada un chico con gafas. "¡Y de ver a Sirius también!".