Capítulo 15.

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La rutina me estaba matando. Y no, no era una exageración. De verdad me sentía sumida en una burbuja en la que por dentro todo salía mal.

Incluso comer era algo que se me hacía bastante aburrido, sin embargo tenía que hacerlo si quería evitar que me siguieran vigilando como a una niña.

—Ya dejen de mirarme así —me quejo.

—Sabes el por qué. De por sí es un orgullo verte dar pequeños pasos —dice Valen.

—No he hecho nada raro y si siguen viéndome así voy a dejar de comer en serio. No me gusta este tipo de atención.

—Caprichosa.

El murmullo en voz baja de Valentina me hace mirarla mal. Sin embargo retomo mi lucha personal con el sándwich en mi mano. Por una fracción de segundos choco con la mirada de Sophia que claro, enrojece al notar que ha sido descubierta mirándome.

—¿Sucede algo? —le pregunto—. No has dejado se mirarme.

—Eh... no, bueno... no sé como decirlo.

—¿Es malo?

—No, no, es solo que..., en realidad yo quería darte las gracias —la miro confundida.

—¿Las gracias por qué?

—Mmm... por ayudarme a dejar a Marco

Mi ceño se frunce más.

—No estoy entendiendo.

—Sinceramente no sé como decirlo —bufa frustrada.

Le doy una mirada rápida a Valentina que luce igual de confundida al igual que yo.

—Mientras tú seguías con Ruggero pese a todo lo que pasaba en su relación —continua—, yo también me aferré a creer que Marco cambiaría en algún momento, pero no fue así —Oh...— Y... en cuanto tú lo dejaste a él yo ví que ya no estabas dispuesta a humillarte por alguien que no valía la pena, y fue entonces en donde yo también quise abrir los ojos. Sentí que si tú podías yo también lo haría.

Ella se sentía orgullosa y agradecida conmigo. Yo ni siquiera me sentía así conmigo misma.

—No me agradezcas nada —le digo—. Tú tomaste la decisión, y el crédito a la valentía es totalmente tuyo.

—Pero quiero darte parte de eso.

—Pues creo cuando te digo que no es necesario. Sé que lo estás.

—Aún así te lo agradezco —me sonríe—. Y bueno, hay algo que no les había dicho y es que estuve visitando a una Psicóloga. Supongo que puedo decir que no es tan traumatico como lo pintan. De hecho me alegro la visita.

Y eso me alegra a mi.

Estoy segura que recibir ayuda de un profesional no era nada malo, al contraio, era un gran apoyo para ella.

—Y ahora cuéntale con quien sales ahora —dice sugerente Jenna, moviendo sus cejas de manera graciosa, sabiendo que no tenemos idea de eso que habla.

—No salgo con nadie —se defiende Sophia.

—Si que lo hacen. Yo los vi.

—Jenna —advierte la pelinegra.

—En serio, yo lo vi.

—¡Qué no!

—¿Y cómo sabes que ella sale con alguien? —pregunto.

—Oh, fácil. He visto a su pretendiente muy de cerca.

—Jenna...

—Y si ve muy feliz.

DIOSA 2 | ¿Puede el hechizo ser eterno?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora