Capítulo 16.

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Agustín.

Me duele todo.

Joder.

Ni siquiera puedo moverme del todo, pero al final termino haciéndolo. Sentando en la camilla puedo ver todo a mi alrededor. Medicamentos, maquinas, y todo blanco. Nunca me gustaron los hospitales por esa razón. Era demasiado triste para mi gusto.

Ni siquiera sé como llegamos aquí.

Tal vez algún alma caritativa fue capaz de llamar a los paramedicos para que acudieran en nuestro apoyo, además tampoco entiendo que los frenos no hayan funcionado. Mi auto solía pasar los controles de revisión que aseguraban que estaba en buen estado, si hubiera estado fallando yo lo hubiera sabido.

Alguien lo manipuló. Tiene que ser eso.

Me sobresalto cuando la puerta se abre dejando ver a todos mis amigos, incluidos Ezra y Karol, y mi novia que por supuesto se lanza emocionada sobre mí. Me quejo de inmediato por el dolor que provoca su peso sobre el mío.

—Lo siento... no era mi intención —su cara roja de vergüenza, como un tomate.

—No pasa nada —murmuro—. ¿Y mis padres? No lo he visto.

—Apenas acabas de despertar.

—Pero ya deberían estar aquí.

—Trataron de conseguir el vuelo más rápido, así que llegarán hoy en la madrugada —asegura—. Tu madre se puso muy mal en cuanto lo supo.

—¿Qué tanto? —susurro.

—Tanto que salió del hotel a buscar un boleto de regreso sin importarle nada. Tu papá consiguió el más caro.

—No lo entiendo... yo me aseguré del buen estado del auto.

—La policía nos dió un indicio —dice Madi—. Estuvieron haciendo sus revisiones y eso y dijeron que los cables fueron alterados. Estaban rotos.

—¿Rotos?

—Alguien los alteró.

—¿Por qué?

—Eso no sabría decírtelo.

—¿Crees qué me quisieron hacer daño?

—No podemos aceptarlo —murmura.

—Y tampoco negarlo —le digo.

Yo no le había hecho nada a nadie. Era casi imposible que se atrevieran a lastimarme. Yo menos que nadie tenia problemas de ese tipo.

—Necesito gestionar tu salida, tus padres me lo pidieron —avisa Valentina—. Regresaré en un momento.

Pronto ya no queda casi nadie en la habitación, claro a excepción de Karol que se mantiene en su posición desde el inicio. El resto sigue en manada a Valentina.

—¿Como te sientes? —pregunta, luego aprieta los labios.

—Adolorido —admito—. Pero vivo, eso es lo que importa.

—Seguro.

Por un momento se queda en silencio, mirando sus manos y vamos, yo sé lo que quiere. No estaría aquí a menos que fuera por una buena razón.

—Ya dilo —murmuro.

Ella enrojece.

—¿C-cómo está él?

DIOSA 2 | ¿Puede el hechizo ser eterno?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora