Capítulo 35.

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Ruggero.

15 días han pasado.

15 malditos días y no hay noticias.

La rutina se repite constantemente entre nosotros, y nos turnamos en los días de visita a la policía para preguntar si hay alguna noticia sobre alguna de ellas.

Pero no hay nada.

Nada.

Es frustrante que la familia de Karol, a pesar de tener mucha influencia sobre las leyes, tampoco ha obtenido mucho. Y es mucho más frustrante que no pueda hacer nada más que preguntarle  a todo el mundo sobre ella.

—¿Crees que hoy encontraremos noticias? —pregunto cuando nos hemos detenido en la comisaría. Suelto mi cinturón mirándolo.

La relación con Ezra ha variado un poco, no somo los grandes amigos pero al menos parecemos soportar por el bien de Karol y Madisson.

—No lo sé —murmura—. Estoy perdiendo las esperanzas. Los días pasan y no hay nada.

—¿Noah no vendrá hoy?

—Hoy tenía que dar un examen importante junto a Valentina. Quería venir, pero le pedí que no lo hiciera. Al menos tú y yo estamos cerca a terminar.

—Final de año siempre es solo para vagancias —comento con una sonrisa—. A Karol siempre le gustaba final de año.

—Lo sé —dice en un suspiro—. Vamos, es hora de ver que nos encontramos esta vez.

Acepté sin chistar. Abro la puerta, sintiendo el mismo ambiente asfixiante de una comisaría; una a la que vas todos los días a preguntar si la persona que buscas a aparecido, o si al menos hay alguna noticia de ella. Incluso los policías de la zona ya nos conocían debido a nuestra rutina diaria.

Ezra camina al interior de la comisaría conmigo siguiéndole el paso y se planta en frente del jefe de policía —el mismo que nos recibe hace días—, quien suspira sabiendo la pregunta que haremos una vez más.

—¿Hay noticias? —Ezra es directo, firme en lo que quiere y busca.

El oficial nos mira, pero esta vez hay algo distinto en él. Su mirada me dice que si hay algo nuevo, algo que no sabemos si es bueno o malo, pero lo hay.

—Tenemos algo —murmura serio. Entrelaza sus manos por encima de su escritorio—, pero tendrán que tomarlo con calma, ambos. Siéntense —sugiere.

Suspiro nervioso. La seriedad en su rostro me grita que no es algo bueno. Ezra también copia la mi acción, y ambos nos sentamos frente al jefe de policía.

—Encontramos a una de ellas —murmura. De inmediato de enderezo en mi sitio, tratando de prestar total atención. Esa era la noticia que esperaba oír hace días.

—¿Cuál de ellas? ¿Está bien? ¿Dónde está? ¿Dónde la tienen? —Ezra no mide su desesperación, poniéndose de pie y llenando de preguntas aceleradas al oficial.

—Necesito que se calmen —sugiere con voz neutra—. Según las fotos que nos dieron, se trata de la mayor, Madisson Sevilla.

Madisson...

Siento la decepción golpearme de pronto. Estoy feliz de que mi amiga haya vuelto, pero... Karol.

—Quiero verla —asegura—. ¿Dónde la tienen?

—Es ahí donde no tengo buenas noticias, joven.

Ezra vuelve a dejarse caer en la silla, lentamente.

—Hable.

—Su salud no es la mejor —explica—. Ha estado durante dos días en una casa alejada de la ciudad, quien sabe cuantos días más estuvo fuera, deambulando. Las personas la ayudaron cuando la vieron caminar por el pueblo y la ayudaron, dijeron que estaba... desorientada. Parece que había caminado demasiado, quizás intentando huir. La familia que la encontró contacto con la comisaría de su zona y ellos hicieron lo propio, hablando con nosotros. Ahora está aquí.

DIOSA 2 | ¿Puede el hechizo ser eterno?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora