Capítulo 21.

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Advertencia +18


—¡Esto es increíble!

Mi grito eufórico se escucha. Disfruto de la música y me muevo de un lado a otro mientras Nathan intenta seguirme el paso ante mi efusividad.

Todos la estamos pasando bien aquí. A pesar de presencia de Ruggero y Francia —cortesía de Agustín— no la estamos pasando nada mal. Últimamente habia sido mas recurrente en las salidas y nobiba a negarlo. Me gustaba.

—Creo que ahora ya tengo un espacio en tu corazoncito.

Nathan me toma por la cintura para hablarme al oído, lo que termina provocando que toda una corriente recorra mi columna vertebral. Aturdida me alejo un poco.

—Digamos que tienes un espacio muy pequeñito —digo haciéndome el gesto con mis dedos—. Vas progresando.

Él ríe mientras me apega más a su cuerpo bailando y yo me dejo llevar por lo bien que se siente esto. Damos vueltas, nos movemos en pasos desordenados y poco coordinados pero no importa, porque la diversión sigue ahí.

Entre bailes y mas bailes mi mirada busca a mis demás amigos, los hemos perdido de vista hace un tiempo y no está de mas saber que es lo que estan haciendo, pero no logro ese objetivo, de hecho terminando topándome con la mirada neutra de Ruggero sobre nosotros. Maldigo esos pocos segundos en los que yo también lo miro y de inmediato vuelvo la atención a nathan que me mira algo confundido.

—Te pusiste seria —murmura—. ¿Sucede algo?

Niego.

—No pasa nada.

—¿Segura?

Vale. Parece que ya me conoce mejkr de lo que esperaba. Aprieto los labios en un gesto dudoso sobre si decirlo o no.

—Tengo una idea —suelto.

—¿Sobre...?

—Pero necesito tu ayuda.

—¿Para que soy bueno? —pregunta atento y yo sonrío.

Siempre está dispuesto a ayudarme cuando lo necesito.

—No te asustes —digo a la vez que hago un esfuerzo por tomar su rostro entre mis manos, por inercia el coloca las suyas en mi cintura.

Fase 1: completada.

—¿Qué haces? —pregunta alarmado.

—Dijiste que me ayudarías.

—Ya pero no así.

—Nathan, por favor —susurro cerca suyo.

Su aliento con alcohol choca contra mi rostro y mi vista se desvía desde sus ojos a sus labios una y otra vez. Nathan también parece bastante tenso con mi cercanía.

—Te devolveré el favor —le digo en voz baja.

Relamo mis labios por instinto y parece estar muy atento a ese gesto porque no ha despegado su vista de mi boca. Nuestras narices de rozan y puedo sentir como todo en mi se remueve. Vale, no era así como lo había planeado, pero no está nada mal. Sus dedos se hunde más en mí cintura, apretando mucho más su agarre.

—Vas a deberme un gran favor —dice una última vez.

Por fin la distancia se corta. Sus labios se presionan contra los míos en un movimiento rápido. La música a nuestro alrededor sigue siendo estruendosa, tanto como nuestro actuar. Nos besamos, con ímpetu, con ganas, muchas ganas de las que debería ser y siendo sincera, no voy a quejarme por eso. Lame y muerde mis labios y yo jadeo sin querer por la presión que ejerce su agarre al rodearme. Resulta mejkr de lo planeado, porque tal vez está siendo diferente. Lo estoy disfrutando.

DIOSA 2 | ¿Puede el hechizo ser eterno?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora