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Mi madre dejó de molestarme con "el hijo guapo" de los nuevos vecinos que ni sabemos si tienen hijos o no, pero ruego porque no tengan niños pequeños.

Hemos vivido aquí, como dijo mi padre, desde que yo usaba pañales, y esa casa ha estado vacía desde entonces, y la del otro lado, pues... ahí solo viven personas ya adultas que trabajan todo el día y nunca se están, solo la chica que hace limpieza; —que a veces chismeo con ella—.

Pero ignoren eso; mi madre nos sirvió el almuerzo y comimos.

Después de eso subí a mi habitación, no tenía nada que hacer así que estaba viendo mis redes sociales, para ser más específica: Instagram.

Pero estaba muy aburrido, así que mejor decidí llamarle a Noah, —mi mejor amigo—.

Le marqué y al tercer tono contestó.

—¡Holaa gruñonsita! —habló Noah del otro lado de la línea alegremente con una sonrisa.

—Hola, tonto —hablé yo normalmente ni feliz, ni triste, pero más feliz por hablar con él.

—Y, dime ¿A qué se debe tu llamada? —dijo muy interesado en el "porqué" de mi llamada.

—No lo sé, quizá sólo porque quería hablar con el tonto de mi amigo, pero veo que él no quiere —dije haciéndome la víctima e hice como que iba a cortar la llamada.

—¡No te vayas _____! —dijo rápidamente— claro que quiero hablar contigo, no te he visto desde el viernes, te extraño tanto —habló mientras hacía un puchero, por cierto, estabamos haciendo videollamada.

—Sólo estaba bromeando, ya sé que es obvio que quieres hablar conmigo —hablé como toda una castrosa.

—Sí, si, ya sé —rodó los ojos— ¿Y cómo has estado gruñonsita? —preguntó ya hablando en serio.

—Bien, bien, todo ha estado bien... —no lo estaba viendo a él, sino a la ventana— aúnque, —voltee a verlo— ¿Sabes?, Alguien se está mudando a la casa de a un lado, la que había estado sola desde que nosotros nos mudamos a esta, creo que son sólo dos señores algo jóvenes —dije no tan segura de eso— bueno, sólo los vi a ellos fuera de la casa —me encogí de hombros.

—¿Quién sabe si tienen hijos? —me volví a encoger de hombros.

—¿Y si tienen un hijo guapo que quiera ser novio de mi mejor amiga? —alzó las cejas pícaramente.

—Ya sé por qué le caes tan bien a mi madre —rodé los ojos.

Mi amigo se rió fuerte.

—No me digas que dijo lo mismo.

—Sí, si dijo lo mismo —moví mi cabeza para abajo y para arriba ligeramente asintiendo; Noah se volvió a reír pero no tan fuerte.

—Si, pues es obvio que tu mamá me ama más a mí que a ti —dijo como todo un niño presumido, hasta se vio las uñas como Chloe de Miraculous.

—jaja —me reí sarcásticamente por su gracioso comentario— pues, es obvio que eso no es obvio, porque es obvio que me ama mucho más a mí que a su vida, —ahora yo fui la que se vio las uñas como Chloe— de hecho, yo soy su vida. —le guiñé el ojo, también le hablé como toda una niña presumida, diva, empoderada.

Porque sí, mi madre me ama demasiado, por eso lo digo tan segura.

Noah se volvió a reír fuerte.

—Está bien, me ganaste, tu madre si te ama más que a su vida, pero mejor sígueme contando lo de los nuevos vecinos —me dijo interesado en los vecinos.

—Pues, no tengo nada que contar, sólo los vi ahí en la puerta y ya —me encogí de hombros restándole importancia.

—Entonces, ¿No tienen un hijo guapo? —alzó las cejas pícaramente otra vez, y yo rodé los ojos...

Hablé con Noah por una hora creo, es que con este chico puedes pasar todo el tiempo del mundo y no te vas a aburrir, aunque a veces si me aburría yo, es que ya saben, como dijo mi padre, soy una doña amargetas. Pero en fin, ahorita estaba despidiéndome de Noah.

—Adiós Noah, cuídate, y te veo mañana en el colegio.

—Adiós osita gruñonsita, cuídate tú también, y te veo mañana, y me cuentas si los vecinos tienen un hijo guapo —se despidió Noah, con ese apodo que inventó por el osito gruñonsito de los ositos cariñositos, y ahora que lo digo, no entiendo, se llaman ositos cariñositos y ese osito se la vive enojado, como yo, jaja, pero no siempre, en fin, yo rodé los ojos por lo último que dijo.

—Si, si, ¡Adiós! —corte la llamada y reí.

Dejé mi teléfono a un lado y busqué a Summer con mi vista por toda mi habitación, pero no estaba, bufé por eso, porque Summer es una gatita muy rebelde y se sale de su casa y se va a la casa de los vecinos, o sino se sube a los árboles de por aquí cerca.

Me levanté bufando de mi cama y salí de mi habitación, me dirigí a la habitación de mis padres y toqué la puerta.

—Padres, ¿No está Summer con ustedes? —pregunté del otro lado de la puerta sin habrirla. Tardaron un poco en contestar.

—No hija, Summer no está aquí —respondió mi madre; bufé.

—Ok, madre —bajé al primer piso.

Busqué a Summer en la sala, en la cocina, por el comedor, y por cualquier rinconcito donde ella pudiera estár, pero no estaba en ningún lado.

Salí al patio trasero y me dirigí a la casa del árbol, sí, tengo una casa del árbol, es de madera color café, mis padres y yo la construimos cuando tenía cinco años.

Y es mi lugar favorito de toda mi casa, allí tengo recuerdos muy lindos sola, con Noah y con mi familia.

Subí a la casa del árbol y busqué a Summer ahí pero no estaba, y adivinen qué.

Volví a bufar.

Bajé de la casa del árbol para buscar a Summer en el patio, y me faltaban por bajar dos escalónes cuando escuché una voz.

—Hola —habló alguien, pero por la voz pude deducir que era un chico.

La Casa del ÁrbolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora