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—¿Cómo pueden estar de acuerdo con lo que van a pedir si hace rato estaban peleando? —preguntó Aidan.

—Tranquilo, Aidan, es normal, ya te acostumbrarás —Noah palmeó la espalda de Aidan, mientras yo sólo solté unas risitas y alcé los hombres porque Aidan se me quedó viendo.

—De verdad que son unos infantiles —pronunció.

—Y tú ¿Qué? ¿Ya te crees un señor de sesenta años con una barba blanca como la nieve de setenta metros? —hablé yo defendiéndome.

—¡_____! No seas ruda con el chico —me regañó Noah.

—Tranquilo, Noah, sé cómo defenderme —me vio fijamente, retador— bueno, no soy tan grande como un viejo de sesenta años con una barba blanca como la nieve de setenta metros, pero soy suficientemente grande para venir a la capital y no perderme, aunque sólo haya venido una vez —me vio empoderado.

—Bueno, aunque no lo creas, soy mucho más madura que tú —dije.

—Bueno, no lo estás siendo al pelear conmigo como una niñita envidiosa —verbalizó.

—¿Sabes qué? Mejor voy al baño —me puse de pie y di media vuelta para ir en busca del baño, a los pocos minutos regresé decepcionada.

—¿Y a ti que te pasó? —preguntó Noah, con cierta sorpresa en su tono de voz.

—No encontré el baño —solté decepcionada con la mirada baja. A lo que Noah y Aidan se rieron a carcajadas, y yo me les uní porque se me hizo chistosa la escena.

—¿Quieres que te acompañe a buscarlos? —se ofreció Aidan.

—Sí, por favor —acepté. Nos pusimos de pie y fuimos en busca de los baños. Cruzábamos de aquí para allá y no encontramos los baños, el lugar sí que era grande, tenía dos niveles.

—¿Estás seguro de que no quieres que pidamos ayuda? —hablé yendo detrás de Aidan, quién caminaba viendo hacia todas partes buscando los baños.

—Muy seguro —asintió concentrado.

—Aidan, ya recorrimos todo el lugar y no los hemos encontrado —exclamé cansada.

—Ten paciencia —dijo con toda calma.

—Claro, como no eres tú el que quiere ir al baño —repoché.

—Lo sé, y te entiendo, pero no necesitamos ayuda, mira vayamos por aquí —Señaló un pasillo y lo seguí— ¡Bingo! —cantó en victoria cuando por fin encontramos los baños.

—Ahora de castigo te quedas a esperarme —le ordené.

—Está bien —asintió y sonrió—pero ustedes las mujeres se tardan mucho —se quejó.

—De castigoooo —y entré a los baños de mujeres. Hice mis necesidades, salí, me lavé las manos y me vi un rato en el espejo que estaba ahí, detrás mío salió una chica delgada y nonita por cierto, con un vestido negro me vio de pies a cabeza como que si ella pagar su propio oxígeno, se lavó las manos y luego salió, y luego yo salí con Aidan.

—Vaya, no tardaste mucho —reconoció Aidan.

—No quise hacerte sufrir mucho, aunque me hayas hecho sufrir a mí —respondí.

—Perdón —pidió.

—Vayamos a comer —ordené.

—Si es que logramos regresar —bromeó.

—Claro —asentí. Caminamos por varios lugares hasta que encontramos nuestra mesa, ahí estaba Noah viendo la comida mientras esperaba con cara de ya me muero.

—¿Ustedes esperaron a que les construyeran los baño o qué? —prehuntó con sarcasmo.

—Lo siento, Noah, fue la culpa de Aidan, no quiso preguntar dónde estaban los baños —aclaré.

—Pero los encontramos sin ayuda de los del restaurante —

—Después de media hora —dije irónica y rodé los ojos.

—Bueno, a comer —dijo Aidan y comenzó a comer al igual que Noah y yo.

La comida estaba muy rica, no sólo la mía, también la de Noah, le dije que me diera un poco y yo le daba de la mía, así probábamos las dos, y aceptó, y las dos estaban buenas y Aidan no quiso convidar que gruñón. Y al cabo de media ya habíamos terminado de comer.

Estábamos platicando cuando vi que a nuestra mesa se estaba acercando la misma chica que me encontré en el baño, me le quedé viendo esperando ver lo que haría.

—Hola chicos ¿cómo están? —habló con una voz de zorrita hipócrita mientras sonreía, pero cuando me vio a mí dejo de sonreír, yo sólo la vi sin ninguna expresión.

—Bien ¿y tú? —le contestó Noah.

—Bien, pero yo sólo venía contigo —volteó a ver a Aidan, Noah levantó las cejas y volteó hacia otro lado mientras agarraba su vaso y bebía de el. Como diciendo "ve, pues" Que estúpida.

—¿Y qué quieres conmigo? —respondió Aidan.

—Bueno, te vi afuera de los baños de mujeres y entonces pensé que quizá me podrías dar tu número de teléfono —soltó.

—Mhmm... Lo siento, tengo novia —negó Aidan. La tipa lo vió con cara de furia y luego disimuló estar feliz poniendo una sonrisa, porque sabía que Aidan estaba mintiendo.

—Bueno, está bien, lo entiendo —dijo "amable" y me volteó a ver, yo la vi con cara de orgullo, ella casi me mata con la mirada y luego se retiró.

—Vaya, miren nada más, alguien aquí le es fiel a alguien que ni siquiera es su novia —habló Noah, con una voz algo seria, Noah es un chico muy alegre, pero que la chica le haya hecho eso si le lastimó. Que gran estúpida. Rodé los ojos mientras sonreía y Aidan sólo se rió.

—Bueno es hora de irnos —habló Aidan.

—Claro que sí —asentí yo. Esperamos a que nos trajeran la cuenta y yo y Noah queríamos pagar nuestra comida, pero el caballeroso de Aidan no dejó, después de pagar, salimos del restaurante.

—Bueno, y ahora ¿A dónde quieren ir? —preguntó Aidan subiéndose al auto.

—No lo sé ¿Tienes ideas, Noah? —lo vi por el espejito.

—Mhmm... ¡Vayamos al pequeño estanque a darle de comer a los patos! —dijo emocionado.

—¡Sí! ¡Los patos! —exclamé yo.

—Entonces los patos serán —aceptó Aidan.

En el camino al estanque iba viendo por la ventana del auto, este lugar es muy lindo. Después de unos cuantos minutos llegamos al estanque.

—Señoras y señores, permítanme avisarles que hemos llegado al estanque —anunció Gallagher.

—¡Wuuuh! —celebramos Noah y yo. Bajamos del carro y nos acercamos al estanque.

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⏰ Última actualización: Jun 24 ⏰

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