~15~

40 4 0
                                    

Estábamos frente a la puerta de la casa de los Gallagher, yo estaba delante de mis padres con una tarta de calabaza en mis manos.

Mi padre tocó el timbre, esperamos unos minutos y salió la madre de Aidan, bueno, creo que ella es su madre, nunca la había visto.

Es una señora joven, rubia, linda y muy amable, nos saludó con un beso en la mejilla a mis padres y a mí y nos dejó pasar a su casa.

Su casa es muy linda, grande y espaciosa, nos llevó a la cocina y ahí estaba un señor, que creo que es su esposo, el padre de Aidan.

—Bueno, te presento a Rob Gallagher, mi esposo y padre de mi hijo Aidan —habló viéndome, y Rob me saludó.

—Mucho gusto —me dijo y puso su mano delante de mí para que la estechara y eso hice.

—Igualmente —le respondí y le sonreí.

—Yo soy Lauren, la esposa de Rob y madre de Aidan —me sonrió— y tú debes ser la hermosa _____, la hija de los Jonhson ¿No?

—Sí, yo soy _____, la hija de los Jonhson —le sonreí— mis padres y yo les tarjimos esto —le extendí la tarta.

—Muchas gracias, pero no se hubieran molestado, se ve delicioso —lo fue a guardar— ¿por qué no vas con Aidan? —regresó— él está en su habitación.

—¡No! —interumpió mi padre.

—¿No? —dijo Lauren extrañada.

—No molesten a Aidan, ella se puede quedar aquí —disimuló sus celos.

—No, no te preocupes, no es ni una molestia, ¡Aidan! —gritó— ¡Baja hijo, llegaron las visitas!

—Espera un momento, no tardará —sonrió, y después de unos segundos alguien apareció en la puerta de la cocina.

—Hola, buenas tardes —saludó un poco tímido y todos lo volteamos a ver.

Aidan me vio y sonrió y yo también medio le sonreí.

—Ven hijo —lo llamó Lauren y él caminó hacia ella y se puso a su lado— Matt y Emma, él es nuestro hijo Aidan —Aidan le sonrió a mis padres- aunque creo que ya lo conocen, ya que ayer comió con ustedes.

—Si y es un chico muy agradable, y educado, lo han educado muy bien —habló mi madre.

—Gracias —la madre de Aidan le sonrió a mi madre— ¿Aidan puedes llevarte a _____ contigo?, porque las pláticas de adultos son muy aburridas, y no quiero que se aburran —me vio y me sonrió.

—Ok, madre —asintió Aidan y me volteó a ver e hizo un movimiento con la cabeza para que lo siguiera y eso hice.

Él salió de la cocina antes que yo y no vi a donde se fue.

—¿Aidan? —dije y seguí caminando, él apareció por un pasillo y me asustó con un:

—¡Boo! —dijo y apareció delante de mí, yo di un pequeño salto y retrocedí dos pasos.

—¿Qué te pasa idiota? —susurré y lo empujé levemente, y el río.

—Nada, solo quise asustarte —se encogió de hombros— y ¿Cómo que idiota? —dijo enarcando una ceja.

—Ya, olvidalo —rodé los ojos y me le quedé viendo y él igual.

—¿Y aquí nos vamos a quedar? —le pregunté levantando mi ceja.

—¡Ah!, no, ven —dio media vuelta y siguió caminando, lo seguí y me guió hasta las escaleras, las subimos y me llevó hasta la puerta de su habitación.

—Aquí es —se detuvo delante de una puerta color blanco, la abrió y pude ver su habitación— primero las damas —dijo viéndome.

—Pero que caballeroso eres Gallagher —dije sarcástica y entré, él entró después de mí y cerró la puerta.

—Eso es gracias a mis padres, ellos me criaron así, y mi madre decía que lo tenía que ser más con las mujeres, y especialmente con la que me gusta —comentó caminando hacia mí.

—Ok —asentí viendo por la ventana hacia su patio y lo que se veía del mío— así que aquí es desde donde me acosas, eh —bromee.

—Si, desde aquí vi como te trepabas el árbol como un chango —bromeó ahora él, le pegué levemente en el hombro y reímos.

Nos quedamos viendo un momento en silencio por la ventana hasta que Aidan volvió a hablar.

—¿Creiste que no iba notar que traes puesto labial? —dijo burlón con una sonrisa.

—¿Qué? Claro que no —me di la vuelta, me alejé de la ventana y me lo intenté quitar disimuladamente.

—No te lo quites, te ves linda —se dio la vuelta y se puso a un lado mío, lo voltee a ver— ¿Te lo pusiste por mí? —preguntó sonriendo.

—Lamento hacer que se te borre esa sonrisa pero, no, solo me lo puse porque sí —me encogí de hombros y le sonreí.

—Ok, no te preocupes, no me afecta, pero déjame decirte que te ves muy linda con ese vestido, ¿Tu madre lo eligió?

—No, fui yo, ¿Por qué? —caminé hacia la cama.

—No, por nada, creí que no te gustaba vestirte así, ¿Qué quieres que hagamos?

—No lo sé, ¿puedo? —pregunté señalando la cama, refiriendome a que si me podía sentar.

—Si, claro —contestó y volteó a ver a otro lado.

Me tiré en al cama y rodé quedando en el lado izquierdo, por los movimientos que hice mi vestido me quedó a medio muslo dejando ver más de lo que se tendría que ver de mi pierna.

Aidan volteó a verme pero al ver mi pierna descubierta volteó rápidamente para otro lado.

—¿_____, puedes acomodarte bien el vestido? —pidió un poco apenado.

—¿Qué tiene de malo mi vestido? —pregunté viéndolo, aunque ya sabía que es lo que pasaba.

—Que con los movimientos que hiciste se te subió y no quiero ver más de lo que debería ver —dijo viendo hacia otro lado.

—Ok, ya me lo acomodé —le dije viéndolo de reojo para ver su reacción, porque por supuesto que no lo había hecho.

El volteó a verme pero al ver que mi vestido estaba igual, volteó de nuevo para otro lugar rápidamente, uy, pero que respetuoso es.

—¡_____! —reclamó.

—Ay, por Dios, pero que respetuoso eres Gallagher.

La Casa del ÁrbolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora