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Después de esa plática con Noah, entró el profe y las clases comenzaron, estuvimos de una clase a otra y así pasó el tiempo, para la última clase que nos tocaba, la maestra no había venido, nos dieron esa clase de descanso junto con el receso, entonces teníamos doble receso.

Estábamos en la cafetería comiendo mientras platicábamos, y por supuesto Aidan estaba con nosotros; bueno mientras Noah y Aidan platicaban, yo sólo daba mi humilde opinión a cada cosa que decían, o a veces si tenía algo que decir, pero de lo contrario sólo los veía y escuchaba.

—¿Se dan cuenta que es nuestro primer almuerzo de amigos? —habló emocionado y yo reí por su actitud.

—¿Por qué te ríes de mí? —preguntó confundido pero a la vez sonriendo.

—Me da risa tu actitud —contesté riendo.

—¿Que tiene mi actitud? —preguntó del mismo modo.

—Te comportas como un niño de Kinder cuando tiene un nuevo amigo, casi como cuando nos conocimos y te invité a mi casa un fin de semana, estabas súper emocionado —hablé riendo y recordando ese momento, y él también se echó a reír.

—Tienes razón, recuerdo muy bien ese momento, me invitaste a tu casa del árbol, y pintamos con pintura y la manchamos toda, pero nuestras pinturas quedaron muy bien —recordó.

—Si tienes razón —hablé con nostalgia feliz por ese momento— de hecho, ahora que recuerdo, todavía tengo esas pinturas —le dije.

—¿En serio? —se emocionó.

—Si, las tengo en una caja donde guardé muchos recuerdos de cuando éramos pequeños —lo vi sonriendo— fueron buenos momentos.

—Los siguen siendo —me vio, sonrió.

—Tienes razón —sonreí y me le quedé viendo.

—Te quiero mucho _____ —me vio a los ojos.

—Yo también —confesé y sonreí. A pesar de ser una persona fría, con las únicas personas que puedo expresar mis sentimientos son con las más cercanas a mí, y una de ellas es Noah.

—Pero sabes, hay que crear unos nuevos con alguien más —habló de los recuerdos pícaramente y alzó las cejas, y volteamos a ver a Aidan, quien sólo sonrió.

—¿Qué les parece si después del colegio vamos por un helado y caminamos un rato por el parque? —propuso Noah.

—Yo si quiero —acepté.

—Tú, Aidan ¿Qué dices, no tienes nada que hacer en la tarde, quieres venir con nosotros? —preguntó Noah.

—Mhmm... Claro, mis padres no llegan temprano, bueno tampoco llegan muy tarde, pero no se están todo el día en la casa, bueno eso ya da igual, y emhm, si, sí voy —sonrió— no sé qué me pasa —susurró y volteó a otro lado.

Nosotros con Noah nos volteamos a ver con una ceja alzada, estrañados por la actitud de Aidan, y al ver que hacíamos los mismos gestos nos echamos a reír.

—Ok, entonces ya está, luego del colegio helado con mi mejor amiga y mi futuro cuñado —guiñó un ojo, Aidan se sonrojó y yo rodé los ojos y tomé de mi bebida.

Seguimos comiendo y acabó el receso, y nos fuimos a las clases que nos tocaban, a la salida nos íbamos a ir los tres juntos a donde sea que íbamos a ir, supongo que por un helado y a dar una vuelta al parque.

Así que, acaban de tocar el timbre y yo estoy guardando mis cosas, salí del salón y caminé a la salida del colegio para ver si encontraba a Noah o a Aidan.

No los encontré en el camino así que supuse que ya estaban en la salida, y sí, ahí estaban los dos esperándome, y cuando me vieron sonrieron los dos, al mismo tiempo, yo solo rodé los ojos y seguí caminando hacia ellos.

—Y bueno ¿A dónde vamos a ir? —pregunté ya estando frente a ellos.

—¿Que les parece ir a nuestra heladería favorita y luego dar una vuelta por el parque mientras hacemos tonterías, cómo unos adolescentes descerebrados? —propuso refiriéndose a él y a mí sobre la heladería.

—Me parece increíble —dije con una sonrisa y voltee a ver a Aidan junto con Noah, esperando su aprobación.

—Opino lo mismo —habló con una sonrisa en sus labios.

—Ok, entonces andando —Noah comenzó a caminar.

Íbamos lo tres en camino hacia nuestra heladería favorita, Noah adelante y Aidan y yo atrás, íbamos tranquilos hasta que Noah vio a unos niños jugar en unos pequeños juegos que estaban ahí, pero eso no era lo importante, lo era una señora que cargaba un bebé en sus brazos, y pues, a Noah le encantan los bebés.

Casi siempre... bueno, no sé por qué digo "casi", si es siempre que mira un bebé quiere cargarlo y hablarle como un retrasado, así que esta vez no era la excepción.

Lo vi emocionarse cuando vio al bebé y yo no quería que fuera a verlo, porque después ya no va a querer despegarse de él.

—Noah, por favor no lo hagas —le advertí.

—Por favor _____, solo quiero verlo —se dió la vuelta para verme— solo será un ratito —hizo un puchero.

—No, Noah, luego ese ratito se convierte en media hora, y no creo que Aidan quiera esperarte media hora mientras tú empalagas al niño con tus cariños. ¿Verdad Aidan? —voltee a verlo, intentando decirle que diga que no.

—No sé de qué hablan —pronunció.

—De dejar que Noah vaya a ver a ese bebé que está por allá —lo señalé.

—Pues, si es solo un momento no me molestaría —dijo él. Yo rodé los ojos.

—Aidan por favor colabora conmigo —hablé entre dientes.

—Ok, entonces si me molesta —volteó a ver a Noah con una sonrisa, él solo lo vio mal.

—Eso no cuenta, no lo está diciendo de verdad, solo te está apoyando, y solo porque _____ te guste no tienes que cumplirle sus caprichos —dijo como un niño pequeño a punto de llorar.

—¿Y tú que derechos tienes para que nosotros cumplamos tus caprichos? —dije.

—Pero _____ soy tu mejor amigo, por favor déjame ir —rogó— solo será un ratito, ¿si? Te lo prometo, sólo un ratito, pequeñito, y yo pago el helado de ustedes dos ¿Si? —siguió de necio, pero que él me Page mi helado no está nada mal.

—Ok, pero solo un rato, solo lo ves y nos vamos —dije seria.

—¡¿Pero por qué?! —reprochó.

—Ash, está bien, solo cinco minutos y ya —rodé los ojos y caminamos hacia dónde se encontraba la mamá con el niño.

La Casa del ÁrbolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora