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—No sales del pueblo ¿Cierto? —preguntó Aidan.

—No, a menos que sea por una emergencia, la primera vez que vine a la capital fue por el trabajo de mis padres, y me trajeron porque no tenían a nadie con quien dejarme —reí— y además tengo todo lo necesario en mi pueblo.

—¿Esta es la segunda vez que vienes a la capital? —preguntó Noah asombrado.

—Sí, tú eres mi mejor amigo, deberías saberlo —le respondí obvia.

—Cierto, sólo habías venido una vez —dijo él, recordando esa vez.

—Y tú Noah, ¿Vienes seguido a la capital? —preguntó Aidan.

—Claro, no tan seguido pero he venido más de "dos" veces —enfatizó en "dos" burlándose de mí.

—Ja-ja que bien por ti "Noah" —hablé con tono de ironía, también haciendo énfasis en "Noah".

—ok, dejen de pelear ¿Qué quieren hacer primero? son las tres de la tarde —interrumpió Aidan.

—¡Comer! —dijimos al mismo tiempo Noah y yo.

—Copión —volteé a ver mal a Noah, sacándole la lengua.

—Si me sigues sacando la lengua te va a llevar el diablo —me dijo Noah como niña consentida y le volví a sacar la lengua viéndolo mal.

—Ustedes son muy infantiles —comentó Aidan— ¿A dónde quieren ir a comer?

—¡Comida china! —gritamos al mismo tiempo otra vez Noah y yo, y nos volteamos a ver compitiendo con la mirada.

—Ok, ¡entonces comida china será! —volvió a interrumpir Aidan conduciendo hasta encontrar un restaurante chino.

—Yo conozco un lugar chino al cual vengo con mis padres cuando venimos a la capital —mencionó Noah.

—¿En serio? ¿Dónde es? —preguntó interesado Aidan.

—Tú sólo conduce, yo te guío —ordenó Noah confiado.

—Sí terminamos perdidos será tu culpa Noah Mayers —hablé yo en forma de reclamo.

—Tranquila Jonhson, he venido más de "dos" veces a este lugar —dijo arrogante volviendo a hacer énfasis en "dos".

—Idiota —me levanté de mi asiento y le di un golpe en la cabeza y él se quejó.

—Tranquilos por favor —pidió Aidan— ¿No se supone que son amigos? ¿Por qué llevan un buen rato peleando?

—Porque Noah es muy idiota —solté arrogante.

—¿Yo idiota? —articuló indignado— tú eres la que se enoja por todo —gruñó.

—Tú empezaste a burlarte de mí, sólo porque he venido sólo dos veces a la capital —aclaré.

—Pero luego tú seguiste peleando por cosas simples y sin sentido —mencionó.

—Pero tú tienes la culpa —resoplé.

—Tú la tienes —contradijo.

—Tú la tienes —contradije yo con arrogancia.

—Tú la tienes —habló retante.

—TÚ la tienes —hablé retante yo también.

—¡YA! —gritó Aidan, provocando que diera un pequeño brinco en mi asiento y que lo voltearamos a ver asustados— lo siento —se disculpó y se relajó en su asiento— pueden dejar de pelear por favor, llevo dando vueltas por este mismo lugar tres veces, Noah dijiste que me ibas a guíar y te pusiste a pelear con _____ por tonterías —soltó cansado.

—Lo siento —me disculpé apenada.

—Tranquila, sólo ya no sean tan infantiles —pidió.

—Entendido —dije y le saqué el dedo pulgar mientras le sonreía, sonrisa que me devolvió.

—Ok, entonces, allá vamos comida china —dijo él.

En el camina Noah y yo ya no peleamos, Noah le fue diciendo a Aidan la dirección para llegar al restaurante chino, hasta que llegamos, después de habernos perdido por culpa de Noah.

—Bueno damas y caballeros, hemos llegado a nuestro destino, comida china —anunció Gallagher.

—¡¡Wuuuuhh!! —gritamos de alegría a lo que Aidan rió.

Al entrar al restaurante pude darme cuenta de que no sólo había gringos, también habían chinos y el restaurante era muy lindo, la decoración muy buena. Los chicos y yo nos dirigimos a una mesa que estaba vacía y esperamos a que llegara el mesero o la mesera.

—¿Tú que vas a pedir, Noah? —pregunté mientras observaba el menú.

—No lo sé... Estoy dudando entre pedirme un plato de Lo Mein o un Plato Pekinés...

—¿Y tú Aidan? —lo voltee a ver.

—Yo me pediré unos Rollitos de primavera y unos pasteles de luna —habló, viendo el menú. Noah y yo nos volteamos a ver cómplices, los Pasteles de Luna nos encantan.

—¡Yo también quiero pasteles de Luna! —dijimos al mismo tiempo, y después volteamos a ver a la pobre mesera que dio un pequeño brinco demostrando que se había asustado por nuestra culpa.

—Perodón —hablé con una sonrisa apenada.

—_____, ¿Qué no te das cuenta de el lugar en donde estamos? —habló Noah entre dientes.

—Claro que sé dónde estoy, Noah, no soy tonta —dije lo último de el mismo modo que él, pero con un poco de molestia.

—Entonces ten respeto por la señorita, no se dice así, se dice:

—對不起 —habló en chino, pero ahora tengo miedo por no saber a que demonio invocó. Noah volteó a ver a la mesera con una sonrisa.

Aidan y yo nos quedamos viendo a Noah como de "¿Y este qué? Pero la señorita lo miraba con una sonrisa, ¿Qué le habrá dicho? ¿Desde cuándo el mocoso sabe hablar chino? Aidan y yo volteamos a ver a la mesera que habló.

—No se preocupe joven, en este restaurante manejamos cinco idiomas, chino, inglés, francés, italiano y portugués —dijo con una sonrisa, Noah la vio con cara de ª. —pero en realidad yo manejo seis, los cinco que acabo de mencionar y el español, soy de Guatemala —nos dijo lo último como un secreto, poniendo su mano derecha en la comisura izquierda de sus labios e inclinándose un poquito.

—Y no se preocupe señorita, ustedes son unos chicos muy simpáticos —son sonrió— ¿Puedo tomar su orden? —preguntó amable.

—Claro... Yo voy a querer un plato pekinés y unos pasteles de Luna —habló Noah.

—Y yo... Quiero un plato de arroz Chino, y también pasteles de Luna —hablé yo.

—Y a usted joven —volteó a ver a Aidan después de haber terminado de escribir mi orden.

—Yo quiero unos Rollitos de Primavera y también unos pasteles de Luna —finalizó Aidan.

—Y de bebida, ¿qué van a querer? —se nos quedó viendo.

—¡Coca-Cola! —hablamos al mismo tiempo otra vez Noah y yo.

—Claro, Coca-Cola será —asintió la mesera mientras escribía con una sonrisa en la cara, obvio, no puede faltar la inigualable Coca-Cola— en un momento les traigo su orden —retiró los menús y se dirigió a la barra.

La Casa del ÁrbolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora