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Luego de un tiempo de estar jugando en el agua, los tres nos salimos y nos acostamos en el pasto, y nos quedamos contemplando el cielo; todavía era temprano, estaba claro y el cielo aún estaba muy celeste.

Creo que eran las tres de la tarde.

—Espero y no nos de un resfriado por hacer esto —hablé.

—Pues, si, sí, la madre de Aidan paga los medicamentos, él empezó todo esto —dijo Noah.

—Si quieres te puedo comprar de los más caros —bromeó Aidan.

—Claro, como tienes dinero hasta para limpiarte la cola, humillas a los pobres —respondió Noah "indignado", y yo me eché a reír por la forma en la que lo dijo.

—Noah... Pero tú no eres pobre —mencioné.

—Lo sé, sólo estaba bromeando —respondió como todo un divo, y rodé los ojos con una sonrisa en los labios.

—Bueno, ¿ahora qué haremos? —pregunté mientras me sentaba, yo estaba en medio de los dos, y los volteé a ver.

—Yo propongo un reto —Noah levantó su brazo con el dedo índice arriba, y luego se sentó— el que logré escalar un árbol más rápido que el otro, se gana cien dólares —propuso.

—Yo entro, ¿Y tú Aidan? —lo volteé a ver.

—No lo sé, nos podemos lastimar, o caer.

—Vamos, Aidan, nos seas aguafiestas —me puse de pié y le extendí mi mano y me le quedé viendo esperando su respuesta. Lo pensó un momento y respondió:

—Está bien, pero si nos pasa algo fue idea de Noah —tomó mi mano y lo ayudé a levantarse.

—¡Sii! —celebré que haya aceptado.

—Ok, entonces prepárense, porque yo elegiré que árbol van a escalar —informó Noah y se puso de pié.

—¡Noah! —exclamé en berrinche— eso es injusto —dije.

—¿Quieres esos cien dólares o no? Ganarse el dinero no es fácil mi vida —expresó.

—Está bien, experto de la vida, sí quiero esos cien dólares, —dije desafiante— dame el árbol más difícil de escalar, porque hoy le ganaré, a Aidan Gallagher —declaré como toda una guerrera.

—Ya veremos linda —dijo en su defensa él.

—Ok, entonces comencemos esto —Noah comenzó a caminar hacia donde estaban los árboles, y Aidan y yo lo seguimos.

Llegamos a donde estaban los árboles y Noah observó todos buscando los ideales para que escalaramos.

—Listo, ya los tengo —anunció— síganme —dijo, y eso hicimos.

—Estos son los árboles que escalarán —nos paramos frente a ellos, estaban juntos, uno al lado del otro— ahora, les doy el honor de que elijan el que quieran.

—¡Yo el de la izquierda! —dijimos al mismo tiempo Aidan y yo, y nos volteamos a ver, y yo entrecerré mis ojos viéndolo.

—De acuerdo, quedatelo, todo tuyo, yo iré por el de la derecha —le dije a Aidan.

Pues en verdad, los dos estaban fáciles de escalar, tenían muchas ramas y una forma fácil y rápida de subir, y no eran árboles muuy altos, pero si estaba un poco altos, pero bueno, que gane el mejor.

—Bueno, en sus lugares, que esta competencia va a comenzar —anunció Noah, nos pudimos en posición, listos para comenzar a escalar el árbol— en sus marcas, listos... ¡Ya! Que gane el mejor.

Comenzamos a escalar el árbol lo más rápido que pudimos; yo me concentré en escalar el árbol lo más rápido que pudiera y nada más, y de reojo pude ver que le estaba ganando a Aidan, y no me importó y seguí escalando, cuando me di cuenta ya estaba muy arriba casi llegaban a la copa del árbol.

Volteé a ver hacia abajo y estaba muy alto, bueno, no demasiado, pero si estaba alto, y me asusté un poco.

—¡_____! ¡Baja! ¡Ganaste la competencia! —gritó Noah feliz.

Sonreí y comencé a bajar, había escalado mucho, mucho más que Aidan, él ya estaba en el suelo, yo iba bajando y bajando tranquilamente, estaba a punto de llegar al suelo, pero bajé más rápido de lo esperado porque mi pié se resbaló, y caí del árbol.

Y como la primera vez, creí que caería al duro pasto, pero cuando abrí los ojos, de nuevo estaba en los brazos de Aidan, quien me sonreía.

—Creo que se te está haciendo costumbre caer de un árbol a mis brazos —bromeó.

—Ja, ja, ja, ¿te estás burlando de mi? ¿crees que lo hice intencionalmente para caer a tus brazos? —ptegunté irónica— pues no Gallagher, y bájame, pero esta vez con cuidado —le advertí, él sonrió y me bajó, delicadamente.

—Gracias —dije como toda una dama.

—¡Uy! pero que intensa —exclamó Noah y lo vi mal— sólo bromeo, ¡¡Felicidades!!, ¡¡ganaste los cien dólares!! —cantó en victoria— y aquí tienes, la entrega de tus cien dólares —me los entregó. Yo sonreí mostrando mis dientes y volteé a ver a Aidan.

—En tu cara cafecito —le presumí, diciéndole así por el color de su cabello, y sonreí.

—Bien jugado Jonhson —sonrió.

—Gracias —pronuncié arrogante.

—Ok, esto ha sido todo por hoy, momento de regresar a nuestras casas —indicó Noah dándose la vuelta para ir por su mochila y salir de este lugar, Aidan y yo nos volteamos a ver y nos sonreímos, y fuimos detrás de Noah.

Salimos de ese lugar y tomamos el camino hacia nuestras casas; ya eran las cuatro de la tarde, ya casi iba a comenzar a oscurecer. En el camino pasamos a una cafetería, y Aidan nos invitó a una dona y a un café, nos sentamos en unas bancas del parque a comernos nuestra dona y a tomarnos nuestro café, y en eso oscureció, y cuando continuamos caminando, pudimos contemplar, un bello atardecer, luego Noah se fue para su casa, y Aidan y yo seguimos nuestro camino para la nuestra.

Al llegar a nuestras casas, Aidan me dejó en la mía, le agradecí por el café y la dona, me despedí de él y entré a mi casa.

Al entrar, subí directo a mi habitación, bajé mi mochila y me tiré a la cama.

Este había sido un día increíble, me había divertido y me la había pasado muy bien...

La Casa del ÁrbolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora