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El castaño conducía por la ciudad mientras su novio tarareaba las canciones que el estéreo del auto reproducía. Ambos se dirigían al aeropuerto para recibir al mejor amigo de Luzu, aquel amigo que conocía desde la infancia y confiaba ciegamente en él.
-Mañana iré a probarme varios trajes para la boda -dirigió su mirada hacia el conductor- ¿Gustas acompañarme? -preguntó con una linda sonrisa en el rostro.
-¿Mañana? -preguntó pensativo y negó haciendo ligeros movimientos de cabeza- Lo siento, Quacks, mañana mi jefe tiene una junta y debo estar ahí como su asistente.
El azabache dejó caer su peso sobre el respaldo de su asiento y seguidamente soltó un suspiro.
-Me quejaria de tu trabajo pero tiene un buen sueldo -se humedecio los labios- Espero que ese sueldo sea por trabajar y no por abrirle las piernas a tu jefe... O él a ti -se cruzó de brazos.
-Quackity -frunció el ceño y miró de reojo a su prometido.
-¡Lo siento! -desvió la mirada.
-Deja de insinuar que te soy infiel, cariño -se humedecio los labios- Jamás haría algo que te hiciera daño.
El azabache se encogió de hombros.
-Me lo han dicho antes... -murmuró el mexicano.
El castaño lo miró un segundo y aprovechó para detener el auto en un sefamoro en rojo, luego tomó la mano izquierda de su prometido para después llevarla hasta sus labios y dejar un lindo beso sobre los nudillos del menor.
-Confía en mí, Quacks -los ojos de ambos se encontraron y sonrieron de una manera tan linda.
-Bien... Me evitaré hacer ese tipo de comentarios -besó la mejilla de su novio y este poco después enfocó su vista en el camino.
¿Quackity amaba a Luzu?
¡Claro que lo hacía! El mexicano estaba enamorado de Luzu.
¿Tú sentirías celos por una persona que le coquetea a tu pareja mientras dices que no la amas?
Suena contradictorio y un tanto estúpido.
Alex amaba a Luzu, haría lo que sea para tenerlo junto a él para siempre, su primer encuentro no fue para nada romántico, en realidad ambos tuvieron la casualidad de conocerse en uno de los baños de aquella universidad tan prestigiosa del país, no interactuaron, Quackity se había quedado perdido en sus pensamientos al ver a ese castaño, jamás creyó que terminaría a punto de casarse con él. Su manera de acercarse a Luzu no fue la más casual y tampoco la más común, incluso, se podría decir que fue extraña pero lo había logrado.
Había logrado llamar su atención, había logrado seducirlo, había logrado tenerlo en su cama, había logrado que Luzu se enamorara de Quackity y estaba por lograr que el extranjero se quedara con él hasta que la muerte los separé, porque voluntariamente, no dejaría que ese chico se le fuera de las manos.
