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Hoy era un día importante.
Hoy se firmarían los papales de la venta de la constructora.
Hoy llegaría el nuevo asociado de Luzio Borja para firmar los papeles.
Y precisamente hoy, Quackity se despertó tarde, posponiendo como cinco veces su alarma.
Aquel mexicano se encontraba en un taxi, completamente impaciente por llegar a su escritorio, visitar la oficina del que era su prometido y escuchar sus exigentes instrucciones.
Todo tenía que salir bien.
Cuando el taxi se estacionó frente a la empresa, le entregó el dinero al conductor sin esperar el cambio, salió del vehículo para luego entrar corriendo al edificio.
Visualizó que las puertas del elevador estaban por cerrarse, así que intentó correr más rápido.
–¡No dejes que se cierre! –gritó desesperado.
El chico puso una de sus manos en una de las puertas y estas comenzaron a abrirle paso al de ojos marrones, cuando se adentró al pequeño espacio, se recargó en la pared y respiró profundamente, intentando normalizar sus respiración.
–¿Alguna prisa? –preguntó divertido el de ojos grises.
Se escucharon algunos pequeños jadeos por parte del mexicano, segundos después levantó el rostro para encontrarse con aquel atractivo ser que lo miraba tan atento.
En otras circunstancias, se habría sentido tan halagado por ser todo el centro de atención para aquel chico, incluso habría coqueteado, dejando de lado su cansancio. Pero poco le importaba verse bien para aquel extraño, solo quería llegar lo más rápido posible a la oficina de su jefe.
–Mi jefe tiene una junta importante en... –miró el reloj que se encontraba en su muñeca izquierda– Diez minutos... Shit –frunció el ceño y luego soltó un suspiro.
–Ujum... –musitó mientras asentía– Supongo que llegué temprano.
–Yo estoy llegando tarde... Espero no se moleste –esa última frase la dijo en voz baja.
–Bueno... –se acercó al joven que aún se encontraba agitado y poco después acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja del azabache, éste lo miró como si fuera un intruso– Tranquilo, solo se firmarán unos papeles.
–Para Luzu es importante cerrar este trato, no son unos simples papeles... –Desvío la mirada hacia las puertas del ascensor, quería alejarse de ese tipo lo más antes posible.
No porque le pareciera incómodo, si no porque tenía miedo de que sus actitudes que le habían ocasionado el gran problema de su vida, se hicieran presentes.
