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Era un día hermoso en la ciudad, el sol brillaba pero sus rayos no quemaban, existía un ambiente bastante fresco, pero los ánimos de cierto chico de mechón rubio, no eran tan buenos a comparación del ambiente. Tenía los ánimos por los suelos y sentía que cada vez se hundían más.
Estaba al borde de las lágrimas.
–Vamos tío –habló el de ojos verdosos– Quita esa cara, últimamente siempre te veo deprimido.
El de ojos oscuros apretó los párpados para así reprimir sus lágrimas, tenía un gran dolor en el corazón.
–Luzu cada vez está más distante –dijo casi en un susurro.
–Seducelo –propuso mientras se encogia de hombros.
–Hace tiempo que tampoco tenemos intimidad –soltó un suspiro– De manera extraña ha estado más ocupado en el trabajo y de verdad quiero comprenderlo pero durante todo este tiempo que hemos estado juntos... Jamás se comportó como lo ha estado haciendo todo este maldito mes.
–Te dije que no le quitaras los ojos de encima –frunció el ceño– A lo mejor el mexicano ese ya lo conquistó.
–De verdad no estas ayudando –frunció el ceño.
–La verdad no tiendo porqué me cuentas esto a mí –dijo antes de darle un trago a su cerveza– Son problemas de pareja, deberías hablarlo con tu novio, no conmigo.
–Siento que estoy exagerando –bajó la mirada hacia sus manos.
–Contarle tus miedos a tu pareja es una forma de demostrarle que le tienes confianza –se humedeció los labios con la punta de su lengua– Auron, eres terapeuta se supone que debes saber sobre esas cosas de confianza.
–Que sea psicólogo no significa que no tenga mis propios problemas internos –dijo con la voz apagada.
–Solo digo que deberías comentarle tus miedos y dudas a Luzu... Así los dos podrían llegar a una solución –los ojos de ambos se encontraron– Cómo una pareja.
El de mechón rubio volvió a bajar la mirada hacia sus manos un tanto confundido de lo que debería hacer. Desde hace más de un mes que Luzu ha estado comportandose de forma extraña, aún se tratan amorosos, besos, algunas caricias pero no hay intimidad, el de mirada carmín parece escapar y evitar a toda costa ese tipo de contacto.
Como si lo incomodara.
Y para empeorar las cosas, las veces que ha ido a la oficina de Luzu, ha visto a su novio reír y sonreírle a su asistente, y éste otro... Parece haber adoptado un lindo brillo en sus marrones siempre que se encuentra junto al castaño. Se sentía celoso pero no quería verse tan impulsivo como las veces anteriores, Quackity era su amigo, estaba convencido de eso...
