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La felicidad le brotaba hasta por los poros, una gran y absurda sonrisa tenía dibujada sobre su rostro, se encontraba acostado en el sofá más grande de la sala de su amigo, apretando un cojín a su estómago y con la otra mano se tocaba los labios con las yemas de sus dedos, recordando con fascinación la textura de los labios ajenos, aquellos que le pertenecían al hombre que siempre amaría con todo su corazón.
Luzu.
Mientras tanto, un chico de ojos verdosos se encontraba recostado en un sillón individual de su misma sala, abrazando un cojín y reflexionando en todo lo que su amigo le había contado sobre esa misma mañana, no estaba muy seguro si emocionarse o sentirse jodidamente miserable, está ayudando a unos de sus amigos a arreglar un problema que ambos ocasionaron, pero por otro lado, está traicionando una vez más a unos de sus amigos.
Se sentía un traidor.
Peor que Judas.
-Hasta parece mentira -soltó un pesado suspiro al mismo tiempo que cerraba los ojos.
-Es como un sueño, pero afortunadamente ya no solo es un sueño -se humedeció los labios y segundos después miró a su amigo- Por fin volví a besarlo, por fin volví a sentir sus labios con los míos -soltó un suave suspiro- Finalmente recuperaré a Luzu.
-No creo que por el simple hecho de haberlo besado, todo volverá a ser como antes, Quackity -dijo serio.
-Luzu me preguntó que quien era, algo pasó por su mente mientras nos besabamos, estoy seguro -dejó a un lado el cojín y tomo asiento sobre el sofá en donde se encontraba- Me está recordando gracias a ese beso.
-¿Dices que Luzu salió corriendo después de que Samuel entrara a la oficina? -preguntó curioso.
El azabache asintió suavemente- Si, primero se quedó con la mirada perdida y luego se levantó y salió corriendo.
-Que raro -comentó confundido.
-No es raro, rubia -se dejó caer en el sofá con una sonrisa risueña en su rostro- Me está recordando.
El chico de cabello blanco solo se dedicó a poner los ojos en blanco y apartó el cojín que abrazaba para luego levantarse del suelo.
-Me alegro por ti, Quackity... -dijo en un tono deprimente.
-Pues no parece, pendejo -respondió en un tono serio.
-Estoy feliz por ti, pero preocupado por Auron... Cuando se entere de esto -negó haciendo ligeros movimientos de cabeza- Se volverá loco.
-Me importa una verga Auron, no vine por él, vine por Luzu -frunció el ceño- Es mío, siempre ha sido mío.
-Eres mi amigo, no pienso volver a discutir sobre Luzu -decía mientras caminaba hacia la cocina de su departamento.
