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Su tono de llamada ya se había hecho escuchar en repetidas ocasiones esa mañana, tenía una idea de quien se trataba pero también tenía demasiado sueño como para responder la llamada. Abrió los ojos cuando escuchó que alguien cerraba una puerta, al principio su vista era borrosa pero a los segundos se fue tornando más clara, percatandose que su ropa se encontraba en la esquina de aquella enorme cama, como también se percató que estaba en una habitación de hotel.
¿En qué momento terminó ahí?
Borja no lo sabía, y lo que más le preocupaba, era saber con quien había compartido una noche de pasión.
No recordaba nada de la noche pasada.
Solo recuerda haber estado riendo y bebiendo con su mejor amigo Rubén, pero después de eso, todo está borroso.
"Me llamo Auron."
Esa voz se hizo presente en sus pensamientos pero no le tomó tanta importancia, pues tenía un molesto dolor de cabeza que su tono de llamada solo estaba empeorando.
Estiró su brazo derecho para tomar sus pantalones y luego, sacó su teléfono de uno de los bolsillos, así confirmando sus sospechas.
El dueño de todas esas llamadas se trataba de su hermano menor.
–¿Donde diablos te metiste, Luzio? –preguntó molesto.
–Ni siquiera yo lo sé... –respondió mientras se sobaba su sien.
–Más te vale que llegues rápido a casa, mamá está preguntando por ti y dice que tienes cita con la terapeuta en una hora, así que más te vale traer tu presencia hasta tu hogar o tú y yo tendremos problemas –amenazó el ojivioleta.
–Te descuido cuatro años y te vuelves mandon –soltó una risita y activó la llamada en alta voz para comenzar a vestirse.
–Ven rápido, Luzu.
–Claro, no tardaré –mintió.
En realidad, Borja no sabía si tardaría en llegar a su casa o no, no recordaba a que hotel había llegado anoche, por lo tanto, medir el tiempo sobre cuanto tardaría en llegar a casa, era un tanto complicado.
Pero eso era lo que menos le importaba ahora.
Le preocupaba haberse metido con una persona que podría perjudicarlo en algún momento.
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