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Sus verdosos orbes miraban el espacioso salón donde Quackity estaba organizando el evento de caridad que le había encargado Luzu, el azabache se veía muy feliz con los preparativos, pero también le dolía el corazón al hacerlo, él mismo estaba a cargo de los preparativos de su boda con Luzu hace tres años, recordaba las pequeñas pero divertidas discusiones qué tenía con Luzu sobre el tipo de música que habría en la fiesta, sobre la comida, sobre quien llevaría el ramo, el mexicano sonrió melancólico al recordar como hizo berrinche hasta llorar de verdad para que Luzu lo dejara llevar el ramo.
Su boda iba a ser única.
Pero ahora es solo un triste recuerdo.
–Pues está quedando mono –comentó el de cabello blanco.
–Chango estarás tú, cabron –respondió el mexicano un tanto ofendido.
–Me refiero a que se ve bien, animal de granja –se cruzó de brazos al mismo tiempo que ponía los ojos en blanco.
–Se ve chingon, ¿tú que vas a saber de fiestas? Si solo vas a comer y beber hasta terminar todo borracho y dormido –se quejó un poco molesto.
–Para eso son ¿no? –arqueó una ceja.
–No, pendejo –gruñó– No pienso discutir más sobre esto.
El de ojos verdes se encogió de hombros– Tú empezaste.
Se quedaron en silencio mientras el pelinegro observaba algunas cosas en su tableta, asegurándose de algunos pequeños detalles.
–¿Cuando será la fiesta? Quiero preparar muy bien mi outfit de ese día –preguntó curioso.
–Será este sábado a las siete de la noche –informó con una suave sonrisa en los labios.
–¿Tan rápido? –dijo sorprendido– Que rápido pasan los días.
–Y que lo digas –miró directamente al más alto– Estoy a punto de cumplir cinco meses desde mi reencuentro con Luzu.
–Has avanzado un poco pero supongo que es algo –dijo con una pequeña sonrisa en la cara.
–Me aseguraré de que Auron se aleje de Luzu por voluntad propia y entonces ahí estaré yo para apoyarlo y recordarle que es a mí al unico qué necesita en su vida –su sonrisa se borró de su rostro al escuchar un cristal romperse– ¡TENGAN CUIDADO CON LAS VENTANAS! –gritó molestó.
–Pues lo estas logrando... –dijo el de ojos verdosos.
El azabache inmediatamente volteó a ver a su amigo– ¿Por qué lo dices? ¿Qué es lo que sabes? ¿Has hablado con ese pendejo? –preguntó interesado.
