¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Se encontraba caminando por los pasillos de ese hospital buscando desesperadamente la habitación donde la enfermera le había dicho que estaba su mejor amigo, hasta que estuvo frente a ella. Sin esperar nada más, se adentró a la habitación y visualizó al chico que cuidaba como si de su hermano menor se tratara, cerró la puerta detrás de ella para luego acercarse a la camilla.
El aparato cardíaco y el respiratorio, eran los únicos sonidos que se escuchaban ahí, su mejor amigo se encontraba con un suero conectado a su brazo derecho, con pequeñas heridas rojas en la cara, un collarín cervical estaba protegiendo su cuello y tenía la piel más fría de lo que comúnmente estaría.
-Eres un idiota, Borja -murmuró enfadada- ¡Y lo peor es que ni siquiera puedo enojarme contigo! -limpió algunas lágrimas traicioneras que empezaban a recorrer sus mejillas- Porque no tienes la culpa, eres la víctima...
Le dolía tanto ver en ese estado a su mejor amigo, un estado tan vulnerable y doloroso, se sentía culpable por no cuidarlo como debió, le prometió a los padres del castaño que lo cuidaría por ellos.
¿Ésta es tu forma de cuidarlo, Lana?
La chica se esforzó por hacer entrar en razón a su mejor amigo, pero el chico estaba tan cegado de amor por aquel chiquillo mexicano y lo que le generaba miedo era que en cuanto el castaño despertará, pediría ver a su prometido, lloraría por ver al azabache, suplicaria por ver al chico de ojos marrones que tan enamorado lo tenía.
¿Qué le diría a los padres del muchacho cuando llegarán?
¿Qué le diría a Samuel? El chico que le había encargado a su hermano como si fuera un infante que no podía cuidarse solo.
Derrepente el aparato cardíaco hizo un sonido que cualquiera no quisiera escuchar, pues indicaba que el corazón de la persona conectada a la máquina, había dejado de latir.
Entró en pánico y salió corriendo de la habitación para buscar a un doctor.
Enfemeras y doctores entraron a la habitación, reportando y hablando de un código azul, una de las enfermeras, tomó los hombros de la rubia para sacarla de la habitación hasta que logren cambiar el estado en el que se encuentra el castaño.
-¡Luzu! -llamó desesperada y la puerta le fue cerrada en la cara.
Caminó hacia atrás hasta que su espalda se encontró con la fría pared del hospital, se deslizó sobre ésta hasta que su trasero tocó el suelo, abrazó sus piernas y ocultó su rostro en sus rodillas para comenzar a llorar desconsoladamente.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
