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Se veía cansado, hace días que no dormía bien, tampoco se alimentaba como debería, cada vez su estado físico empeoraba, ¿la razón?.
Su cabeza no ha dejado de recordarle momentos con aquel mexicano de ojos marrones.
Como también, le recordaba momentos felices con el chico de mechón rubio.
Extrañaba a Auron.
Lo quería junto a él, llenarlo de besos, acariciar cada centímetro de su piel, recordarle lo hermoso y perfecto que era para él, demostrarle en todas las maneras posibles, lo mucho que lo amaba.
Hacerle entender que su corazón lo había elegido a él.
Y por más que te duela, sabes que es verdad.
Lo eligió a él.
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El mexicano movía su pierna impaciente, sus manos jugaban entre sí un tanto nervioso y su vista estaba fija en el suelo, mientras que su mente estaba perdida en todas las palabras correctas que usaría para arreglar lo que él había destruido a propósito.
No estaba arrepentido por el posible dolor que le provocó a Auron, creía que se lo merecía porque él había sufrido igual o más, había tolerado estar lejos de Luzu por más de tres años, había tolerado verlo en brazos de alguien más, había disfrutado las veces que el chico de mechón rubio se alejaba de Luzu porque era una oportunidad que Quackity no dudaba en desaprovechar.
Pero estaba arrepentido del daño que le estaba provocando a Luzu, a su amado, siempre le disgustó ver al castaño en un estado tan depresivo o lamentable, ver triste a su ser amado era como enterrarle un cuchillo en el corazón, odiaba a la persona que se atrevía a hacerle daño a su chico y en este caso, sentía asco de sí mismo por hacerle daño al amor de su vida.
El único amor de su vida.
-Buenas tardes, Alexis -saludó en un tono serio, no le agradaba ver al chico con el que su amado lo había traicionado, pero la curiosidad le había ganado.
