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Nᴀʀʀᴀᴅᴏʀ
Una sonrisa inocente adorno el rostro de la joven williams cuando la puerta fue abierta repentinamente por el comandante mcgarret. Ella le sonrió y él, paso directamente hacia la cocina donde estaba dani cocinando fritatata o un intento de aquello.
El detector de humo, estana sonando hace veinte minutos por la cantina de humo que había en la casa de steve.
—¿No pudiste frenarlo?—Le pregunto con frustración. Ella estaba sentada en el sofá envuelta en una manta haciendo algo en su computadora.—Esto es un desastre.—Hizo referencia al desorden que había en su sala de estar.
—Hola, steve. Yo también te extrañe, ¿Como estas? Yo bien, ¿Y tú?—Le contesto de forma irónica, por no haber saludado antes del regaño.
—Hola, lo lamento.—Se disculpo, pero rápidamente volvió a preocuparse por su casa al escuchar el ruido en el piso de arriba.—¿Es lo que yo creo? Dani, ¿Trajiste a esa bestia?
—Ami ni me mires.—Se evito el problema de forma rápida, porque no queria que steve la regañe.
—¿No podías dejarlo en su apartamento? ¿antes que en mi cuarto?
—No aceptan mascotas.—Le aclaro dani con una sonrisa despreocupada, que parecia enojar más al contrario.—Hoy iba a cambiar las sábanas.
—¿De qué hablas?
—¡Bueno! Tengo hambre y tú arruinaste la fritata de mi hermano, por lo tanto ahora es tu responsabilidad que yo no muera de hambre.—Cambio el tema de conversación antes que steve se entere que el perro hizo del baño en su cama.
—Les acabo de salvar la vida, podrías haber muerto si te comias esa cosa.—Aclaro con disgusto.
—Da igual, llevame a comer mientras dani se encarga del desastre de la casa y tú me cuentas como te fue en tu viaje romántico con tu chica.—Entrelazo su brazo con el del contrario, guiandolo a la salida.
Dani, la miro mal dándole a entender que era una mala idea y que no estaba de acuerdo con eso, pero decidió ignorarlo.
Al final, era eso o que mcgarrett siguiera molestando sin parar por el desorden en su casa, por lo que opto, por quedarse callado.
—De entrenamiento, fue un viaje para entrenar con la marina.—Le aclaro mientras caminaban a la salida de la casa.
—Si, lo que tu digas..
—Hablo en serio, fue de entrenamiento y dani creyó lo contrario.—Intento explicarle, pero ella lo ignoro.
—Entonces, ¿vamos a comer al camión de kamekona?—Pregunto antes de seguir caminando por la isla.
—¿Quieres comer en el camión de kamekona?
La rubia negó con una sonrisa inocente curvando sus labios. Lo miro con esos ojos verdes tan llamativos, no entendía como nunca le habia prestado atención. Eran muy lindos.
—Ni siquiera me gustan los mariscos.
Admitió.
—¿no te gustan los mariscos?—Le pregunto con asombro, ignorando lo concentrado que estaba en sus ojos hace unos segundos.
—No, en lo absoluto.. Tal vez el pescado, solo tal vez.—Murmuro con una sonrisa.
—¿Carne, tal vez?—Pregunto para saber donde llevarla a comer. Comenzaba a darse cuenta que la joven williams era muy especial con las comidas.
Ella asintió.—Si, eso estaría bien..
—Genial, tengo el lugar perfecto.
[>>>]
L
o observo con suma atención, mientras mcgarrett atendía una llamada de trabajo como siempre. Miro cada uno de los movimientos que hacia el comandante, le parecía un hombre interesante, muy dominante.
Sus ojos azules era cautivantes, se le hacia casi imposible concentrarse cuando mcgarrett la miraba de esa forma tan seria, cuando le ordenaba hacer cosas.
Suspiro.
¿Realmente estaba pensando en su jefe de esa forma? ¿En el mejor amigo de su hermano?
Negó rápidamente, acomodándose mejor en el asiento ignorando esos pensamientos estúpidos. Agarro el vaso de jugo poniendo su atención en otra cosa, intentando disimular el color carmesí en sus mejillas.
—Tenemos trabajo.
Le informo cuando corto la llamada. Ella asintió levemente dejando el vaso de nuevo sobre la mesa.
—¿Te sientes bien?—Pregunto.
— S-si, si, ¿Por qué? —Contesto con nerviosismo por la pregunta repetína del contrario. Se sentia tonta, ¿Por qué diablos estaba nerviosa de repente?
—Estas muy roja, ¿Segura que estas bien?—Le toco la frente y las mejillas, creyendo que tal vez tenía fiebre.
—Todo esta bien, aun no me acostumbro a los días calurosos de hawaii.—Se alejo de él un poco, manteniendo la distancia.