¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Levante mi mirada de mi bebe, observando como dos enfermeras entraron a mi cuarto con dos enormes ramos de flores y unos peluches que iban a juego con cada ramo. Uno era enorme y amarrilo, al igual que el ramo de flores. Y el otro, era de color azul de igual forma, como las flores. Eran hermosos, pero se me hizo extraño.
—Aquí tienes.—Una de ellas me entregaron dos cartas, que se diferenciaban por su color. Era muy extraño.—Se ve que todos estan muy felices por ese bebe.
—Gracias.—Le sonreí.
La carta amarilla decia:
"Felicidades darling. Tienes un bello bebe de ojos azules.. Espero seas muy feliz ahora que tienes la familia que siempre soñaste."
Jack.
Un suspiro escapo de mi boca. Era muy especifico y eso me dio miedo, pero intente no prestarle atención a eso y me concentre en la carta de color azul.
"¡Felicidades! Espero seas muy feliz Seras la mejor mamá del mundo"
Agente cage.
Una sonrisa curvo mis labios al leer la carta. Steve iba a estar furioso con eso y seria divertido, lo pense por unos segundos, pero no pude concentrarme en eso, solo pensaba en la otra estúpida carta.
Deje al bebe en su cuna con suma delicadeza y rompi la carta de jack en muchos pedazitos antes de arrojarla al tacho de basura. No iba a arruinarme mi momento, no iba a permitirle eso, no de nuevo.
Se acabo, no entraria en su juego.
—¿Más flores?—Murmuro steve entrando a la habitación. En la mañana, se había ido a casa para tomar una ducha y ponerse ropa más comoda.
—Si.. No se como llevaremos tantas cosas a la casa.—Confese con una sonrisa.
Él se acerco a las nuevas flores para observarlas.
—¿Quién las mando?
Me miro.
—Cage.
Estiro su mano en mi dirección, pidiendome la carta. Con una sonrisa divertida se la entregue, no decia nada malo. Lo escuche suspirar.
—Es un imbécil.—Opino dejando la carta a un lado, acercandose para tomar en brazos al bebe.
—Solo esta siendo amable..
—Da igual, eres mi mujer, no tiene que hablarte.
—¿Tu mujer?
—Si, mi mujer. Él perdió su oportunidad.
Steve, siempre sonaba tan sexi. Ya comprendia porque había tenido un hijo con este hombre, ¿Quién no? Lo amaba.